| domingo, 29 de junio de 2003 | Jubilaciones. La crisis puso en debate la necesidad de hacer reformas La telaraña del sistema previsional El derrumbe económico y algunos desmanejos complicaron y desprestigiaron a las AFJP. Las opciones Patricia Martino / La Capital A partir de 1994 se conformó el sistema de capitalización y desde entonces el sistema previsional del país comenzó a vivir otra historia. Aunque la seguridad social fue tradicionalmente administrada por el Estado, el nuevo sistema se instaló para quedarse y desde entonces las empresas privadas se encargaron de atesorar el dinero de los futuros jubilados.
Con la creación de las AFJP las arcas del Estado perdieron una gran cantidad de fondos que hasta el momento no ha logrado recuperar. A grandes rasgos, la modificación de 1994 ideada por Domingo Cavallo no sirvió ni para ampliar la cobertura jubilatoria ni para mejorar la situación de los jubilados ni para reducir la evasión previsional. Tampoco las AFJP alcanzaron a jugar el rol dinamizador de la economía que se pronosticaba. Muy por el contrario, los aportes quedaron atrapados en títulos de un Estado deficitario que defaulteó y pesificó los ahorros de los trabajadores.
Según el Ministerio de Economía, el 65% del incremento de la deuda pública entre 1994 y 2001 se debió al déficit del sistema previsional. En medio del mix de altos niveles de evasión y comisiones por las nubes surgen presiones en torno a la reformulación del sistema. Uno de los más interesados es el propio gobierno, necesitado de urgentes recursos para afianzar la estabilidad fiscal cuando está comenzando a discutirse con el FMI y los acreedores una renegociación de la deuda.
La primera ficha la puso la ex ministra de Trabajo, Graciela Camaño, quien antes de dejar su cargo planteó una ambiciosa reforma basada en la eliminación de la opción entre sistema de reparto y capitalización, ya que el esquema será mixto con prestaciones básicas y complementarias. La propuesta sugiere cuatro tipos de cobertura, tres de ellas financiadas con aportes obligatorios y una de carácter voluntario.
Las ideas básicas de la propuesta de la cartera laboral están contenidas en el llamado Libro Blanco de la Previsión Social, resultado de seis meses de trabajo de consultas multisectoriales y el análisis de 14 expertos de Trabajo, explicó el ministerio.
Con la llegada del nuevo gobierno las probabilidades de que estos lineamientos lleguen a plasmarse en un proyecto concreto para que sea debatido en el Congreso no son muy certeras. Desde el actual Ministerio de Trabajo el silencio sobrevuela los pasillos y nadie se quiere arriesgar a decir si habrá o no una reforma previsional y si ésta se realizará con la propuesta que dejó el gobierno de Duhalde. No obstante, voceros de la cartera laboral deslizan que el Libro Blanco contiene puntos sobre los cuales coincide la nueva gestión de gobierno, más allá de las diferencias entre Kirchner y Camaño.
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