| sábado, 28 de junio de 2003 | La oreja verde de Francesco Tonucci El Centro de Expresiones Contemporáneas se vio colmado de educadores. Todos quisieron escuchar al pedagogo italiano Marcela Isaías / La Capital Un poema de Gianni Rodari -"Un señor maduro con una oreja verde"- alude a un adulto que llamaba la atención por tener una oreja verde. Al ser consultado por lo que lo hacía diferente al resto, contestó: "Yo ya soy una persona vieja, pues de joven sólo tengo esta oreja. Es una oreja de niño que me sirve para oir cosas que los adultos nunca se paran a sentir; oigo también a los niños cuando cuentan cosas que a una oreja madura parecerían misteriosas". No es casual que en 1980, el pedagogo italiano Francesco Tonucci le dedicara a Rodari su libro "Con ojos de niño" e hiciera referencia a esta oreja verde: él escucha a los niños.
Tonucci estuvo en Rosario, se reunió con el Consejo de Niños de la ciudad desarrollado a partir de la propuesta de Ciudad de los Niños que aseguran se lleva a cabo desde 1996. Pasada la tarde se dio cita en una conferencia que reunió a unos mil doscientos educadores en el Centro de Expresiones contemporáneas. Allí emocionó a los maestros y cada tanto les robó un fuerte aplauso.
La charla de Tonucci se dio en el marco de las actividades organizadas por la Secretaría de Cultura y Educación municipal, bajo el título de "El mundo en juego" que comenzó el miércoles y culmina hoy. En ese contexto, el pedagogo presentó su nuevo libro "Cuando los niños dicen basta". Luego de una serie de comentarios sobre la traducción del título, que al parecer no lo convencía demasiado, el autor de "Niños se nace" y "Cómo ser niño", expresó su convicción sobre el significado de las palabras de los más pequeños cuando se los consulta y se logra un compromiso desde sus peticiones.
Más tarde se abocó a describir la forma en que estaba encarada su nueva obra, armada sobre frases o ideas tomadas de los chicos y que sirven de puntapié inicial para considerar qué piden y proponen para hacer del mundo un lugar habitable y mejor. Y según explicó Frato -tal como se lo conoce cuando firma las satíricas viñetas que aluden a la educación- los testimonios fueron tomados esencialmente de los aportes de niños que se reúnen en los consejos de Italia, España y Argentina.
Pero,además, Tonucci hizo una especial alusión en su libro y conferencia a una carta redactada por el intendente Hermes Binner -al que cada tanto aludió en la charla-. Allí rescata el comentario del funcionario sobre la posibilidades de construir con una mirada propia este proyecto de la ciudad de los niños, difundido por el mundo. De más está decir, que cuando Tonucci se refirió a él una enorme sonrisa se dibujó en el intendente, sentado en la primera fila de la conferencia junto a otros tantos funcionarios municipales muy deseosos de mostrarse junto al pedagogo.
Futuro y cambio
Tres palabras mencionadas en el discurso del 25 de mayo por el presidente Néstor Kirchner fueron rescatadas por el educador italiano para referirse otra vez al papel que tienen los niños: futuro, inventar y cambio. Es que Kirchner había hablado en distintos pasajes de su discurso de la necesidad de "inventar el futuro" y que el "cambio es el nombre del futuro". "Son palabras que resuenen en los niños", dijo Frato con tono simple pero lo suficientemente convincente a los oídos del público.
Durante toda su disertación, el pedagogo fue y vino una y otra vez sobre un tema que lo preocupa y son los sitios que los niños tienen para jugar o -dicho de otra manera- para ser niños de verdad. Así habló de las ciudades y de los espacios y pidió a la administración "pensar una ciudad con mirada distinta, no sólo guiada por la lógica o lo que es razonable sino donde se pueda inventar algo más".
Para esto se valió de sus consultores permanentes, los ejemplos y comentarios de los niños, esta vez de Rosario. Es que ese día -por el jueves pasado- había estado reunido con los pequeños. "Es la primera vez que me hablan de ellos, que me cuentan les robaron una bicicleta o una campera", contó levantado la mirada detrás de sus clásicos lentes.
Las palabras de Vanesa le resultaron clave para entender lo que pasaba en una ciudad que crece en inseguridad. "Peor es tener miedo", había dicho la niña al oído del pedagogo. Pero, otra vez su oreja verde funcionó y se detuvo a escuchar las ideas que comenzaron a delinearse con sólo dejar rodar la palabra. Fue Hernán quien, luego de un ir venir de discusiones, propuso que "con dos padres tomando mate en cada cuadra" era suficiente para ellos se sintieran seguros. Tonucci confesó para el público que la idea del pequeño le sonó a título de un libro.
Y otra vez los chicos le soplaron una idea. Esta vez fue para hablar de los parques y espacios verdes. En su visión, no alcanza con contar con grandes y lindos parques si éstos están lejos del alcance de los chicos. Por eso le gustó la idea de un pequeño que le sugirió: "No importa que sean pequeñas, sino que sean muchas (las plazas)". Es que el niño, entendió Tonucci, reclama patios, jardines, veredas para jugar y "que no sean peligrosos".
Como es ya casi un hecho incorregible, al momento de las preguntas, muchos aprovecharon para hacer conocer lo suyo, a veces alcanzando un tono de catarsis. En algunos casos muy justificadamente, como el de la Hermana María Jordán que desnudó la tristeza que invade a los niños de su barrio o bien el de un adolescente que repudió que muchos de sus pares deban dormir en la calle.
Sobre fracasos
La única pregunta partió de Ricardo, un maestro de una escuela periférica de Rosario, que interrogó al pedagogo sobre una preocupación común a muchos educadores: cómo enfrentar el fracaso escolar. Para responderle, Tonucci se cuestionó en voz alta: "¿De quién es el fracaso?" e inmediatamente se dijo para sí y la audiencia: "Pienso que es de la sociedad y de la escuela. No es algo fácil. Es el desafío de hacer una escuela para cada uno de los alumnos, los fracasos denuncian la escuela que no fue".
Antes de finalizar su conferencia, Tonucci les recordó a los maestros, que "hay que hacer que los niños sientan a la escuela como suya" y que "no es posible tomar decisiones sin consultar a los niños, si hasta hay un marco legal -los derechos del niño- que invitan a consultarlos". Cuando llegó el final de la charla, se vio a muchos educadores retirarse del lugar extrañamente con una oreja que empezaba a cambiar de color. Quizás más verde.
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