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 sábado, 28 de junio de 2003

Teodoro Zorraquín: "El agro no es sólo soja y carne"
El analista de los grupos Crea plantea la necesidad de aprehender una nueva visión de la actividad

Leonardo Stringaro

Habla de amigar a la ciudad con el campo para compensar el desconocimiento que tienen los grandes centros urbanos sobre el sector alimenticio. Considera que es necesario plantear los temas a través del conocimiento para generar una crítica constructiva que apunte al simple hecho de mejorar estrategias productivas. Teodoro Zorraquín, de él se trata, el ingeniero que pilotea el instituto de investigaciones del Consorcio Regional Experimental Agropecuario (Crea), plantea líneas de análisis para evaluar el rol que le cabe a la actividad agropecuaria en el desarrollo del país. El economista estuvo la semana pasada en Rosario en las jornadas preparativas del congreso regional de Crea, que se desarrollará entre el jueves y viernes próximo, ocasión en que mantuvo este diálogo con La Capital:

-¿Considera que el peso del sector agropecuario en el ámbito económico, va más allá de los principales cultivos?

-Por supuesto. A nivel alimentos, es necesario entender que su producción se extiende por toda la Argentina. Es una de las actividades que más riquezas genera por sus ingresos desde la exportación y tiene un peso relativamente importante en el producto bruto del país. Creo que es hora de comenzar a comprender que el agro es más que la soja, la carne y en el complejo diverso de producciones que tiene nuestra Nación, hay más de 20 productos sumamente rentables y movilizadores de la economía.

-¿Y el productor lo entiende?

-En la medida que dejemos de hablar sólo del productor que pude hacer soja, se entiende. Es decir, un agricultor de Cuyo no puede producir soja, lo mismo pasa en algunos lugares del NOA, NEA y la Patagonia donde no hay nadie que esté buscando sembrar esta oleaginosa. Esos productores comprenden que la Argentina es más que un núcleo sojero, aunque la soja sea un producto importantísimo y debemos seguir siendo un país que la produzca. Ahora, el cuánto y cuándo, forma parte de una política agropecuaria más integral y es hora de comenzar a trabajar dejando de lado esa visión sectorial que todavía está presente.

-Usted destaca el concepto de cadena de valor. ¿Por qué?

-Porque es un centro visual de análisis. Para darnos cuenta que si somos parte de una cadena podemos tirar mucho mejor, con más fuerza que siendo sólo un eslabón. En realidad, las cadenas ya existen, siempre estuvieron. Tal vez lo que se está tratando de hacer es que hagan menos ruido cuando giran, incorporando ideas como las que se usaron para encausar la producción y promoción de vinos, carnes, lácteos, girasol. El objetivo es que funcionen bien y giren en base a políticas de integración. Se trata de mejorar diálogos, pensar en que es necesario ganar, y no que solamente unos ganen a costa de otros que pierden.

-¿Qué casos se pueden destacar?

-Vamos a mostrar casos que simbolizan esfuerzos y crecimiento, como el de los vinos argentinos que ya tienen un plan estratégico que cuadra entre de los países productores del nuevo mundo (varietales y frutados). Un mercado que en el 2002 -a nivel mundial- movió un negocio de 250 millones de euros con un consumo superior a los 223 millones de hectolitros y un volumen de crecimiento proyectado en un 9% para el año 2006.

-¿Es difícil articular las cadenas si partimos de que existe una cultura individualista muy particular de los argentinos?

-Pensar en cadena no se trata de venderle soja a alguien que haga aceite. Pasa además por saber diferenciar un producto, entender que hay eslabones hacia delante y atrás. Por ejemplo, alguien que comercializa semillas (insumos) debe saber que le está vendiendo a quién después va a producir trigo, harina y así sucesivamente.

-¿Podría definir a la Argentina como país desde el punto de vista productivo?

-Creo que para todos un país ideal es aquel donde nuestros hijos se pueden quedar, crecer y desarrollar sus vocaciones. Con niveles de desempleo bajo y donde la miseria y pobreza prácticamente no existan. Lo que debemos hacer es transformar estos ideales con pragmatismo en políticas que generen riqueza y permitan que la gente se desarrolle. Si tendría que ponerle un título al país lo llamaría "Agro-alimentos argentinos", porque hay una visión que encierra el profundo peso que tiene en la economía el sector que produce alimentos.

Los números del sector indican que representa el 50% de las exportaciones primarias más las manufacturas de origen agropecuario, el 12% del producto bruto medido en forma tradicional, y que el movimiento del sector alimenticio ocupa más del 50% de los camiones que tiene el país (1.500.000 de rodados). El trabajo que realizamos reflexiona acerca de porque en Argentina hay 600 mil kilómetros de caminos y sólo el 10% de ellos está pavimentado, cuáles son los índices de competitividad en la tecnología comparados con nuestros competidores principales y como un ambiente macro post-competitivo hace que los sectores puedan ser menos competitivos.

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Teodoro Zorraquín, investigador de Crea.

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