Gaza/Jerusalén. - Enviados egipcios fracasaron ayer en su intento de lograr un acuerdo con los grupos palestinos radicalizados para declarar un alto el fuego con Israel, un paso previo a la puesta en práctica del plan de paz para Medio Oriente. Representantes de Hamas y Yihad Islámica que se reunieron en Gaza con el vice de los servicios de inteligencia egipcios, Mustafá el Beheri, dijeron que habían exigido garantías internacionales de que Israel suspenderá sus ataques militares contra sus dirigentes antes de que ellos acepten detener sus ataques contra los israelíes. Israel exige precisamente lo contrario: que primero la Autoridad Palestina desarme a los grupos armados y entonces los israelíes no sólo dejarán de actuar militarmente sino que se retirarían de las zonas ocupadas. Durante horas, los mediadores egipcios -que el sábado se habían reunido con el líder espiritual y fundador de Hamas, el jeque Ahmed Yassin-intentaron sin éxito lograr un compromiso para que cesen los ataques contra objetivos israelíes. Por su parte, el primer ministro israelí, Ariel Sharon, juró que seguirá su lucha sin cuartel contra los terroristas y descartó concesiones a los palestinos, a menos que éstos repriman a los grupos radicales. "No podemos alcanzar un acuerdo político, y ciertamente no podremos alcanzar un acuerdo de paz, mientras el terrorismo siga rampante", afirmó el premier derechista al Parlamento reunido en sesión especial, en un discurso transmitido en vivo por la televisión e interrumpido varias veces por protestas de los opositores. En consonancia con Sharon, el ministro de Relaciones Exteriores israelí, Shilva Shalom, señaló que su país no aceptará una tregua temporal, por considerar que los extremistas sólo utilizarían la pausa para reconstruir sus milicias armadas y preparar nuevos atentados. Los militantes palestinos dijeron que la delegación egipcia había ofrecido proseguir las conversaciones en El Cairo y que esta propuesta estaba en consideración. El plan de paz se ha visto entorpecido por una ola de violencia que se desató en la región después de una cumbre en Jordania, el 4 de junio, a la que asistieron el presidente de Estados Unidos, George W. Bush; Sharon y el primer ministro palestino, Mahmoud Abbas. Las conversaciones dirigidas por Egipto coincidieron con la primera misión en la región del nuevo enviado de Bush, el veterano diplomático John Wolf, quien preveía reunirse con líderes israelíes y palestinos en un esfuerzo por reactivar el plan de paz. En conversaciones paralelas, funcionarios de seguridad de Israel y la Autoridad Palestina han discutido una posible retirada de las tropas israelíes del norte de la franja de Gaza y de la ciudad cisjordana de Belén, a cambio de un compromiso palestino de controlar a los militantes violentos en esas áreas. Hamas, que ha jurado que destruirá el Estado judío, ha dicho que implementará un alto el fuego y dejará de atacar a israelíes sólo cuando el Estado judío ponga fin a la ocupación de los territorios palestinos. Ayer, luego de tres horas de reuniones con la delegación egipcia, Hamas y otros grupos de militantes no dieron muchas señales de estar listos para suspender sus ataques. Ismail Abu Shanab, un importante dirigente de Hamas, rechazó la idea de un alto el fuego unilateral. "Un cese del fuego significa rendirnos ante la ocupación", afirmó. Ahmed Helles, secretario general del movimiento Fatah, el dominante en la franja de Gaza, agregó: "En esta reunión ha habido un intercambio de puntos de vista. La delegación egipcia llevará a su dirigencia en Egipto nuestras posiciones". Israel ha puesto más presión sobre Hamas al anunciar que seguirá atacando a sus dirigentes, tras intentar asesinar el martes pasado al conocido portavoz y jefe político Abdel-Aziz al Rantissi, y dar muerte dos días después a uno de los jefes militares del grupo, Yasser Taha. Israel mantiene entretanto su demanda de que Abbas asuma el riesgo político de desmantelar los grupos armados, como está previsto en el plan de paz, luego de que se haya pactado una tregua. Abbas, hasta el momento, se ha negado a confrontar a dichos grupos por temor a una guerra civil.
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