Cada fin de semana o feriado el panorama desde el puente repite su postal: colas interminables, horas de espera y el colapso en el tránsito a lo largo de los 60 kilómetros que unen Rosario con Victoria. Ante esta situación, las organizaciones en defensa del consumidor denunciaron a Puentes del Litoral por incumplir las normas vigentes que establecen el levantamiento de las barreras del peaje cuando se forma una hilera de 20 vehículos o se soporta una espera que supere los 6 minutos. La concesionaria defendió su postura argumentando razones de seguridad vial y el Organo de Control de Concesiones Viales (Occovi) respaldó a la empresa en su diagnóstico. Ayer, el caos provocó más accidentes sobre la ruta nacional (ver aparte).
La carta de los lectores que La Capital publicó en su edición de ayer disparó la polémica en torno al puente. Mauricio Bisellach, un automovilista que quiso atravesar la conexión un sábado, se negó a pagar el peaje y fundamentó su rechazo en que tuvo que soportar una extensa cola delante suyo. Logró su objetivo pero fue pasible de una "acta de no pago", tanto a la ida como a la vuelta a Rosario por el puente.
Un día después de lo relatado por Bisellach, el titular de la Asociación Civil La Comuna, Carlos Comi, vivió un episodio parecido. "Tras haber padecido más de 15 kilómetros a paso de hombre en el regreso de Victoria, nos hicimos presentes en la estación de peaje, pero al solicitar el libro de quejas no se encontraba a disposición", expresa el comunicado presentado ante el Occovi.
Tras haber dejado constancia de los incumplimientos exigiendo sanciones, Comi reclamó por escrito que se informe cuáles son los tiempos de espera y la cantidad máxima de vehículos que pueden tenerse frente a las cabinas de peaje.
La clave, el congestionamiento
Ayer, el jefe de operaciones de Puentes del Litoral, Luis Bordenave, defendió a la empresa diciendo que el libro de quejas "siempre está a disposición de los usuarios", en tanto aseguró que la norma para levantar las barreras cuando se juntan 20 coches "no es una ley, sino una reglamentación que el Occovi aplica de acuerdo a las circunstancias".
En similar sintonía, el responsable en el puente del órgano de control, Marcos Baeck, afirmó que la norma vigente "rige para situaciones normales y no para casos de emergencia y máxima congestión como ésta. Por eso se prioriza que no haya accidentes" y consideró como "razonable y lógico que no se levanten las barreras", en caso de congestionamiento. El funcionario recordó que la empresa avisa en el ingreso al puente que la ruta está saturada, "con lo cual cruzar o no es una decisión personal".
Empresa y Estado están interesados en cobrar peaje. El segundo, porque quiere recuperar los 51,6 millones de pesos que le adelantó a la concesionaria para finalizar la obra. Y la firma, porque cuanto antes los devuelva, antes comenzará a cobrar para sí.
Bordenave amplió sus fundamentos al agregar: "Estamos en un corredor, un túnel con una sola entrada y una sola salida a 60 kilómetros. En este tramo, hay 40 kilómetros en los que no se permite el sobrepaso de coches, por eso la única forma de frenar el tránsito es en el peaje. Son razones de seguridad y no hacemos nada que no corresponda".
Pero Comi no piensa lo mismo. "Las normas están para respetarlas, no para interpretarlas. Si quieren garantizar la seguridad, que pongan más inspectores o gendarmes, pero está claro que Puentes del Litoral tiene que cumplir la ley. Resulta absurdo que se extralimiten en sus funciones al interpretar el reglamento", bramó, para luego convocar "a un gran bocinazo colectivo cada vez que se formen colas kilométricas, porque hay que protestar para que en este país se cumpla con lo establecido".
Baeck, en tanto, reconoció que "habitualmente el tiempo de espera es de 6 minutos o una hilera de 20 autos, pero por el puente han pasado casi 13 mil autos en un día. Esto no se lo aguanta ni una autopista", dijo, para insistir con que "la barrera actúa como regulador del tránsito, porque de lo contrario sería un caos total y los riesgos de accidentes aumentarían cuatro veces".
Mientras tanto, los inconvenientes se generan del lado rosarino del peaje, cuando cientos de autos cruzan el puente principal y se encuentran con que no pueden emprender el regreso, ni tampoco avanzar, y quedan rehenes de la situación.
Tanto la concesionaria como el Occovi afirmaron que las 6 cabinas habilitadas funcionan con normalidad, "pero se pensaron para contener de 3.500 a 5.000 autos por día y no 9.000 en siete horas, como ya ha ocurrido", acotó Baeck para quien la conexión física "tuvo una filosofía más pensada para el transporte de cargas que para el tránsito dominguero".
Otra cabina de peaje
Por su parte, el diputado nacional Héctor Cavallero se dirigió ante el nuevo titular del Occovi, Claudio Uberti, con cinco puntos fundamentales sobre el enlace vial: uno de ellos es el problema de las interminables colas a la altura de las estaciones de peaje.
"Al solicitar la habilitación de una caseta más para darle rapidez, el Occovi contesta que no al afirmar que el promedio de vehículos sobre el puente será de 3 mil unidades por día y que luego de esta situación excepcional no habrá más congestionamientos", resumió el legislador nacional, que ante la negativa del organismo se dirigirá a la Secretaría de Obras Públicas de la Nación.
Finalmente, el presidente de la Fundación Conciencia Vial, Gerónimo Bonavera, se mostró proclive a "evitar que la recaudación sea utilizada para garantizar la seguridad", y propuso afectar un helicóptero para sobrevolar el puente, refuncionalizar un carril, dotarlo con peaje rápido (o por sistema de censores electrónicos) y promover una campaña de difusión masiva donde se expliquen los plazos de espera, "de modo que la gente evalúe si desea cruzarlo o no, si no tiene urgencia de usar el puente".