Año CXXXVI
 Nº 49.875
Rosario,
martes  17 de
junio de 2003
Min 7º
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Rata Blanca volvió con un repertorio cuidado y repetido de mitos heavy
La banda ratificó su vigencia con un teatro repleto

U. G. Mauro / La Capital

Aunque el baterista Fernando Scarcela, el tecladista Hugo Bistolfi y el bajista Guillermo Sánchez son integrantes indispensables de la banda, siempre sucede lo mismo: parece que Rata Blanca fuera sólo un dúo compuesto por el guitarrista Walter Giardino y el cantante Adrián Barilari, porque fueron ellos los dueños del escenario en el recital "Poder vivo" que el quinteto heavy ofreció el domingo, a sala llena, en el teatro Broadway.
Algo más de dos horas duró este encuentro con "Poder vivo", la última placa del grupo, en la que reúne temas fundamentales de su trayectoria como el que abrió el recital: "Sólo para amarte".
Tras la actuación de la banda soporte porteña Selidor, correcta en su propuesta, y con un preludio instrumental de tonos majestuosos a telón cerrado, Rata Blanca inició su seguidilla de quince temas, durante una actuación de poco más de dos horas frente a un público que los siguió fervorosamente con palmas, coro y los moderados pogos que se pueden desatar en una sala teatral entre butacas fijas y con corpulentos policías afectados al orden y la seguridad rondando por los pasillos.
"Sólo para amarte" fue seguida por "Días duros" y así hasta llegar a la esperada "Guerrero del Arco Iris", con infinidad de puños (derechos) levantados, como intentando empujar a golpes el techo del teatro. El tema marcó el fin formal del encuentro, aunque el verdadero llegó con los clásicos "Mujer amante" y "La leyenda del hada y el Mago", que marcó alguna vez la cumbre del éxito para el grupo.
A nadie parece molestar mucho que los Rata Blanca, desde hace tiempo, no ofrecen absolutamente nada nuevo. De los quince temas ofrecidos, seis de ellos integran el disco "Poder vivo", pero tanto estos como los otros nueve están, a su vez, diseminados en otras recopilaciones y discos en vivo, con lo que hay que remontarse a los primeros registros de la banda para hallar la creatividad primera.
La banda suena sólida como pocas y el heavy tiene en ellos a representantes legítimos en formas y contenidos, aunque dejen entrever por momentos aristas que los emparentan con el rock sinfónico y hasta con baladas de la mejor cepa romántica.
La base rítmica del bajo de Guillermo Sánchez y la batería de Fernando Scarcella sonó poderosa y el prolijo teclado de Bistolfi tuvo breves instantes para el lucimiento. Adrián Barilari no sólo se mostró carismático; también sostuvo su voz potente y bien arriba durante todo el recital para cantarle a ese mundo ajeno al nuestro, recargado de magos, hadas y guerreros afines a la estética heavy.
Párrafo aparte merece Walter Giardino. El indudable virtuosismo guitarrístico, expresado en velocísimas digitaciones y riffs con los que encaró hasta fragmentos de temas clásicos, no se condicen con cierta excesiva búsqueda de protagonismo traducida en una vestimenta que lo diferenciaba de sus compañeros y un excesivamente extenso espacio destinado a su lucimiento que a la hora de los aplausos no tuvo más recompensa que los demás temas de la noche.



Barilari y Giardino mostraron todo su histrionismo.
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