Isolda Baraldi / La Capital
"Es verdad, como dice Federico Steiger, que nuestra tarea es incompleta: aún falta sumar a nuestros archivos el testimonio de todos aquellos que colaboraron de manera activa y sostenida con la dictadura, asumiendo de ese modo su verdadera responsabilidad histórica", bramó el director del Museo de la Memoria, Rubén Chababo. De este modo el funcionario salió al cruce del edil, quien exigió que en el museo también se recuerden las acciones de violencia perpetradas por los grupos guerrilleros de la década del 70. A Chababo se sumaron concejales de distintas líneas políticas, con excepción de una única y tibia adhesión. "El museo acepta los debates que puedan surgir y recuerda que esos debates, la posibilidad de polémica, les fue negada por abuso de autoridad a todos aquellos a que se privó de voz, a los que no regresaron ni regresarán del fondo del mar ni de las fosas colectivas donde fueron arrojados salvajemente", opinó Chababo. Steiger también cosechó airadas críticas de sus pares, que le reprocharon "exaltar la teoría de los dos demonios" y le aconsejaron presentar una iniciativa para crear otra entidad con ese fin. En esa línea, el concejal del ARI Pablo Javkin sostuvo que el planteo de Steiger "pretende equiparar el accionar genocida de la dictadura que usó al Estado como herramienta para secuestrar, torturar, matar, secuestrar chicos y bienes, con la actuación de militantes populares que lucharon usando equivocadamente la violencia como método". El edil del PPS Oscar Urruty cargó las tintas: "No hay nada comparable a la utilización del Estado para exterminar un pueblo, como sucedió en la última dictadura militar. Este museo tiene que ver con no olvidar el pasado para que el horror no vuelva a ocurrir". Para la justicialista Luisa Doni es "imposible y un error" mezclar las cosas. "Es imposible que en el mismo lugar convivan estas dos cuestiones, pero si Steiger cree que se puede impulsar otro museo con ese fin habrá que estudiarlo", aseveró, para recordar que la ordenanza que creó el museo estipula actividades internas y externas ligadas sólo al terrorismo de Estado. El único concejal que no le pegó tanto a Steiger fue el justicialista Fernando Burgoa, que reflexionó sobre la militancia política de los 70. "La derrota de Montoneros la hizo el propio Perón cuando los echó de la Plaza de Mayo, después los militares no actuaron con la ley y ni siquiera se hicieron responsables como otros gobiernos militares del mundo", recordó. Sin embargo, sostuvo que el accionar guerrillero en el gobierno de María Estela de Perón fue "francamente" desestabilizador de la democracia. "A lo mejor se podrían recordar los copamientos en Formosa y Azul, que de algún modo ayudaron a desencadenar el proceso militar", sugirió. En cambio, la pepesista Hilda Gontín desestimó de cuajo la iniciativa de Steiger: "¿Qué tiene que ver una cosa con otra?", preguntó. A renglón seguido, recordó crímenes de lesa humanidad como el robo de bebés. "Todavía se están buscando los chicos, y para condenar el accionar de la guerrilla siempre hay que recurrir a la Justicia", subrayó.
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