Buenos Aires.- Dos delincuentes armados asaltaron una oficina del gobierno de Río Negro, en pleno centro porteño, donde tomaron a 9 rehenes durante más de una hora y, tras arrojar dinero robado por una ventana para que se lo dieran "a los pobres y a los chicos de la calle", se entregaron a la policía. Si bien la policía aseguró que el hecho comenzó y finalizó en esas oficinas, los rehenes aseguraron que los delincuentes llegaron al lugar con dinero en su poder, el cual habría sido robado en un hecho anterior. Es más, fuentes del caso habían asegurado a poco de comenzar la toma de rehenes que los delincuentes ingresaron a las oficinas para refugiarse, ya que escapaban de policías que los perseguían tras cometer otro robo, lo que no pudo ser confirmado oficialmente. El episodio se inició alrededor de las 12 cuando dos asaltantes ingresaron a las oficinas del primer piso del edificio situado en Esmeralda 356, donde funciona el Invap, un instituto dedicado al desarrollo tecnológico perteneciente al gobierno de Río Negro. En el lugar se encontraban trabajando nueve empleados, dos de ellos mujeres, quienes fueron sorprendidos por los dos ladrones que ingresaron al lugar armados. Los investigadores dijeron que tras juntar el dinero de los empleados y otra cantidad que había en el lugar pretendieron escapar, pero al llegar a la puerta se encontraron con policías que habían sido alertados por los vecinos. Allí se inició un tiroteo, aunque no se produjeron víctimas, dijeron las fuentes policiales, tras lo cual los ladrones volvieron a ingresar a las oficinas del Invap. Minutos después, unos 20 agentes y seis patrulleros de la Policía Federal rodearon el lugar, tras lo cual uno de los delincuentes, que se identificó como Luis, se asomó al balcón, apoyó su arma en su sien izquierda y advirtió a los efectivos que se mataría si intentaban entrar. A lo largo de la toma de rehenes, Luis exigió la presencia de las cámaras de televisión, ante las cuales aseguró que en las oficinas había dos cómplices suyos y nueve rehenes. También arrojó dinero por la ventana y gritó que esos billetes se los entregaran "a los chicos de la calle y a la gente pobre" y dijo que estaba desocupado y que estaba enfermo de sida. El primero en negociar con el asaltante fue un comisario de la Policía Federal, aunque luego se sumaron al operativo efectivos del Grupo Especial de Operaciones Federales (Geof), especializados en la resolución de crisis con rehenes. Al cabo de una hora de negociaciones, el asaltante, visiblemente nervioso, aceptó entregarse a la policía junto a su cómplice -que nunca se mostró ante las cámaras ni habló con los negociadores- y liberar sanos y salvos a los rehenes. El ladrón acordó que su entrega y la de su cómplice fueran filmadas por las cámaras de los distintos canales de televisión presentes en el lugar, al igual que sus traslados a la comisaría local o a un penal. Pasadas las 13.15, más de una hora después de iniciar la toma de rehenes, Luis y su cómplice fueron llevados a la comisaría 3ª, donde anoche los pesquisas trataban de establecer cómo se iniciaron los hechos. Los rehenes aseguraron a los periodistas que los aguardaban en el lugar que siempre fueron bien tratados por los captores y que los encerraron en una de las oficinas. Además aseguraron que uno de los delincuentes estaba muy nervioso y lloraba todo el tiempo. (Télam)
|  "Luis" amenazó con pegarse un tiro en la cabeza. |  | Ampliar Foto |  |  |
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