La Empresa Provincial de la Energía (EPE) logró reducir a la mitad la cantidad de enganchados en el centro de la ciudad, y de esta forma recuperó para sus arcas unos 2,5 millones de pesos mensuales. Ahora, y ante estos resultados quintuplicará su radio de acción y barrerá todo el centro rosarino a la caza de conexiones clandestinas y de hurto del flujo eléctrico en la red domiciliaria. Desde anteayer están bajo la lupa 45 mil clientes residenciales de los 270 mil conectados al servicio de la EPE en Rosario.
En marzo, la compañía estatal puso en marcha un operativo antifraude para reducir los preocupantes índices de robo de energía. El cálculo resultó sencillo: la energía consumida pero no registrada significaba entre un 22 y un 24 por ciento sólo en el centro de Rosario. En la zona oeste estos guarismos ascendían al 35 por ciento y en el norte treparon al 28 por ciento.
Luego de tres meses de rastreos los índices en el centro se redujeron al 12 por ciento. Según cálculos del gerente regional de la EPE, Raúl Stival, de los 22 millones de pesos que se facturan mensualmente por prestar servicio a unos 270 mil clientes residenciales de Rosario, se perdían por robo o hurto de energía de 5 a 6 millones en forma mensual. "Ahora, con la reducción a la mitad de estos índices, estamos recuperando para las arcas de la empresa unos 2,5 millones de pesos mensuales", precisó el funcionario.
Nuevo convenio con la UTN
A principios de 2003, la EPE había firmado un convenio con la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) para relevar una zona "piloto" de 9 mil clientes, domiciliarios y comerciales, ubicados entre 3 de Febrero, Presidente Roca, San Luis y Dorrego. En estas 12 manzanas se redujo el robo energético en más de 10 puntos, detectándose a unos 160 mil clientes enganchados de la luz, a quienes se les labraron las actas correspondientes.
Con estos resultados en la mano, la EPE volvió a suscribir anteayer un nuevo acuerdo, que se extenderá en etapas hasta el 2005. "Ahora relevaremos a 45 mil clientes, de los cuales un 70 por ciento corresponde al centro, que es donde precisamente se ha logrado un nivel alto de recupero de energía", indicó Stival.
Esto significa que de los 55 mil clientes asentados entre los bulevares Oroño y 27 de Febrero, 35 mil estarán bajo la lupa de los inspectores.
El sistema de medición antifraude es idéntico al primero. Se instala un medidor en una subestación transformadora. Posteriormente se coteja la energía entregada con la suma de energía facturada a los clientes, de acuerdo al registro que exhibe cada medidor individual. Y de las diferencias que surgen de esta ecuación se puede establecer el nivel de robo, hurto o pérdida de energía.
En la ciudad se han encontrado todo tipo de maniobras, según detalló Stival: "Muchas veces se detectan conexiones directas, derivaciones, o falta de un polo neutro, o de lo contario tocan el medidor, lo que se encuadraría bajo la figura de defraudación".
Desde la gerencia regional ya se han acumulado en el primer semestre de 2003 cientos de causas que fueron derivadas a la Justicia ordinaria. "Es una situación difícil, porque varios jueces nos han manifestado su imposibilidad de abordar todos estos expedientes, mientras se siguen causas por homicidio o asalto", explicó Stival, para revelar que se realizará una selección de las más emblemáticas para efectuar un seguimiento judicial.
Para proseguir con las tareas de inspección a medidores, la EPE Rosario destacó áreas específicas en las tres agencias locales, con un total de 45 empleados y otro número similar de estudiantes de la UTN.
De todos modos, le corresponde a la Universidad abarcar el 90 por ciento del control en las zonas residenciales. La EPE aporta inspectores para labrar infracciones por fraude, mientras que el personal, los equipos de medición, la logística y los materiales para las normalizaciones, como cables de bajada, corren por cuenta de la UTN.