La Secretaría de Agricultura y el Servicio de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) entraron ayer de lleno en una encarnizada pelea por el reparto del cupo de cortes de carnes frescas a la Unión Europea, conocida como cuota Hilton. Un negocio cercano a los 250 millones de dólares anuales y del que ningún frigorífico quiere quedar afuera.
La puja entre ambos organismos oficiales tomó cuerpo ayer después de que trascendiera que una docena de frigoríficos estarían imposibilitados de enviar carnes a Europa y, en consecuencia, de competir en el tramo de exportaciones de cortes especiales sin arancel al viejo continente para el período 2003/2004 por una decisión del Senasa. Esta exclusión incidiría también en el reparto de los próximos años, debido que el principal parámetro de distribución de la cuota es la performance exportadora de los períodos anteriores.
El titular de Agricultura, Miguel Campos, había ordenado al presidente del organismo sanitario, Bernardo Cané, que revisara la decisión de excluir a un grupo de frigoríficos, dado que en estos días la Secretaría estaría asignando las cuotas Hilton a las empresas y dependen de la habilitación del Senasa para acceder a las asignaciones. Sin embargo, esta presión fue resistida tanto por Cané como por los principales frigoríficos exportadores.
En diálogo con La Capital, el presidente del Senasa buscó bajarle el tono a la pelea y señaló que "existe una fluida relación" con Campos, producto de varios años de trabajo profesional.
Desde Agricultura prefirieron omitir opinión. Pero los ánimos en el sector están encendidos, ya que cada tonelada representa ingresos por 7.400 dólares.
Respecto de los frigoríficos que finalmente quedarán inhabilitados para exportar a Europa, Cané señaló anoche que "se está trabajando para que mañana (por hoy) o el jueves quede resuelta la lista".
La decisión del Senasa hasta la semana pasada dejaba afuera del negocio a una importante cantidad de plantas frigoríficas, con el argumento de que las empresas no pusieron en práctica los requisitos dispuestos en la resolución 1/2003 aprobada por el organismo sanitario.
El Senasa exigió a través de la normativa que los frigoríficos exportadores certifiquen la ISO 9001 y lleven adelante un proceso de trazabilidad y la puesta en marcha del sistema Haccp (según las siglas en inglés de análisis de riesgo y control de puntos críticos).
Desde un sector de la industria, empresarios afectados señalaron que la "arbitrariedad" en las auditorías realizadas por el organismo sanitario provocarían la pérdida de las fuentes de trabajo de numerosas familias.
En tanto, la mayoría de cámaras representativas de la industria frigorífica apoyaron la decisión del Senasa y criticaron duramente "la intromisión política en las determinaciones de la autoridad sanitaria", a la cual consideran "como única autoridad en la materia para decidir sobre las habilitaciones de plantas para exportación", señalaron ayer las entidades en un comunicado conjunto.
Angel Girardi, titular de Aprocaboa, fue más allá en el apoyo de la autonomía del Senasa y criticó que varios de los frigoríficos que "reclaman hoy no quedar excluidos lo hacen a costa de los productores, no pagándoles", por pidió que se incorpore al past performance su situación financiera frente a los ganaderos.
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La Ciudad
