El secretario de Servicios Públicos municipal, Miguel Lifschitz, confirmó ayer a La Capital que será el candidato a intendente por el Partido Socialista (PS) y que, cuando se clarifique el cronograma electoral, oficializará su postulación en un acto junto a Hermes Binner, quien peleará por la Gobernación en el flamante Encuentro Progresista. "La idea es mostrar los resultados de un equipo de trabajo eficiente y coordinado tanto en el ámbito municipal como provincial", explicó el funcionario, dejando entrever que ese tándem será uno de los principales ejes de la campaña electoral.
La candidatura de Lifschitz a la Intendencia rosarina tomó cuerpo definitivamente cuando Binner se reunió el lunes por la noche con los miembros de la junta provincial del PS -órgano que él preside- y puso su nombre en el primer lugar de la grilla. La propuesta del intendente fue aceptada por unanimidad.
Antes de arribar a esa decisión, el binnerismo había barajado otros posibles postulantes que también mostraban la idea de continuidad de gestión socialista: Rubén Giustiniani, Antonio Bonfatti y Miguel Zamarini aparecían con buen handicap para ser candidatos.
¿Por qué se optó por Lifschitz? Varios fueron los motivos que sopesaron en los días previos a la reunión clave del lunes. "En su momento evaluamos que Rubén (por Giustiniani) era el mejor candidato, por su prestigio y por su trabajo como diputado. Pero en el medio hubieron demasiados elementos, más allá de su negativa personal", le confió anoche a La Capital una alta fuente del socialismo.
A Bonfatti, en cambio, Binner prefirió ubicarlo no sólo cerca de su despacho, sino que también en el armado político con las otras fuerzas de la coalición. Y a Zamarini se lo descartó porque hace apenas dos años que está en la función ejecutiva (es secretario de Promoción Social); antes se había desempeñado como concejal por casi cinco años.
"Lifschitz cerraba por todos lados y representa la idea de continuidad de la administración de Binner y conoce como pocos toda la estructura de la Municipalidad. Esto no va en desmedro de los otros, hubieran sido excelentes candidatos", se apuró en explicar el vocero socialista.
El gran desafío
Lejos de tomar la postulación como una sorpresa, Lifschitz aceptó el desafío confiado de que tiene sobrados pergaminos para ocupar el despacho principal del Palacio de los Leones.
"La propuesta surge no por un resultado en particular, sino por el balance de mis funciones en distintas áreas del Ejecutivo", resaltó el candidato.
Lifschitz, como hombre de extrema confianza de Binner, participó activamente en el Plan Estratégico Rosario, en la descentralización municipal, fue el represante de la Intendencia en el ente portuario y representó a la ciudad en distintos foros internacionales.
"Todas esas tareas me han dado la experiencia suficiente, ya que siempre participé en ámbitos relativos a la ciudad y sus problemas", argumentó el funcionario para darle más bríos a su aspiración de continuar con el proyecto político que viene encabezando Binner desde 1995.
Lifschitz admitió que todavía no tomó la determinación de alejarse de la Secretaría de Servicios Públicos, y hasta puso en duda que deba hacerlo, puesto que juzgó que "no es incompatible" con su doble tarea de candidato y funcionario. "Pero si Binner me lo pide, voy a renunciar al cargo", aceptó.
El ahora postulante socialista dijo que, en caso de llegar a la Intendencia, aplicará el mismo criterio político con el que se movió en cada uno de los puestos que ocupó: "Evitar la confrontación inútil y apostar al consenso político. Ese ha sido siempre nuestro estilo en la función pública".