Daniel Leñini / La Capital
A las 14 de ayer en punto juró como comandante del II Cuerpo de Ejercito, con asiento en Rosario, el general de brigada Roberto Adrián Brinzoni, hermano de Ricardo, el ex jefe de la fuerza que, al ser pasado a retiro la semana pasada, aseguró que "después de 20 años volvieron las intrigas" a la fuerza". Emocionado y con los ojos brillosos, Brinzoni fue puesto en funciones por el nuevo jefe del Ejército, Roberto Fernando Bendini, presente en tal condición por primera vez en Rosario tras la designación impuesta por el presidente Néstor Kirchner. El espíritu de camaradería, ausente de todo rencor, fue el que intentaron transmitir en todo momento los altos oficiales reunidos en la plaza de armas del Batallón de Comunicaciones 121, de Lamadrid y Ayacucho. Pocos minutos después de la jura, Brinzoni se cuidó de emitir opinión acerca de los disgustos que en buena parte del generalato causaron los pases a retiro de 20 altos oficiales: "No voy a hacer ningún tipo de declaraciones". Sólo se refirió a los objetivos que seguirá como comandante del II Cuerpo con jurisdicción sobre el Litoral Argentino (Santa Fe, Corrientes, Entre Ríos, Misiones, Chaco y Formosa): "Son los mismos que tenía el general (Hernán) Olmos, a quien acabo de reemplazar: colaborar con la sociedad y con la desgraciada situación que está viviendo el pueblo de Santa Fe en estas inundaciones". Bendini y Brinzoni se dedicaron un afectuoso abrazo a pocos metros de sus respectivas esposas y familiares. Bendini es del arma de Caballería y Brinzoni de Artillería. Bendini, antes de llegar al Edificio Libertador, tuvo como destino la Patagonia (XI Brigada Mecanizada de Río Gallegos) donde lo conoció al entonces gobernador Kirchner. Brinzoni, de 53 años, también viene del sur, pero de la provincia de Neuquén. Allí fue comandante de la VI Brigada de Montaña. Tuvo formación de paracaidista militar y fue director de vuelo y lanzamiento de paracaidista; también participó de trabajos combinados con el Ejército de Estados Unidos. Al saludo en el estrado, por invitación de Bendini, se plegó el general Olmos, ex titular del Comando, que al momento de despedirse -el miércoles pasado- tuvo también frases filosas reproducidas en exclusiva por La Capital: "Como soldado acepto la decisión del jefe del Estado, quien es el comandante de las Fuerzas Armadas, pero no la entiendo". Los tres militares ayer se cuidaron en el empleo de los términos, cosa de evitar equívocos y enterrar discusiones y juicios que poco ayudan. Bendini destacó el rol del arma, la capacidad del presidente Kirchner y dijo que son temas de la Justicia las leyes de obediencia debida y punto final (ver recuadro). Brinzoni eludió mayores definiciones, y el general Olmos, esta vez, prefirió que sus palabras no arrastraran olas de polémica. Un breve diálogo con este diario sirve como muestra: -General Olmos, ¿sigue con el malestar que tuvo al momento de retirarse de este cuerpo? -En ningún momento manifesté malestar. -¿Cuál es su estado anímico? -Me siento muy bien, muy bien. -¿Sin rencores? -Los soldados no tenemos rencores. -Pero no olvidan, había dicho usted. -Tampoco olvidamos. No se olvidan las glorias del pasado, desde 1806 (fecha de las Invasiones Inglesas). Pero no hay ninguna crítica. Yo ya soy un general retirado. Son cosas superadas. No existe malestar en el Ejército, bajo ningún punto de vista.
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