Año CXXXVI
 Nº 49.862
Rosario,
miércoles  04 de
junio de 2003
Min 2º
Máx 16º
 
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cartas
Al periodista en su día

La prensa es un gigante que nunca duerme y al que no se le pasa nada. Es la historia al día, el testimonio vivo, la narración sucinta del hecho sobre la marcha, la noticia fresca a domicilio. El periodismo es una profesión seductora. Y también peligrosa. Con preocupante frecuencia los hombres de prensa son víctimas de persecuciones, amenazas, horrendos crímenes y otros atentados que suelen quedar impunes. Y nunca faltan intentos de censurar, acotar, recortar o controlar a la prensa. El periodismo no es infalible ni perfecto, porque estas cualidades no están reunidas en cosa alguna en este mundo. Pero sí hay un periodismo serio que aspira a la imparcialidad y a la excelencia
-la perfección es exclusiva de Dios- y hace cuanto puede por lograrlo. Eso es mucho y no se puede exigir más. En su día (7 de junio) saludo a todos los periodistas que ejercen libremente y sin ataduras su profesión; para quienes el periodismo lo es todo y se entregan a él con pasión. Iluminados, fervorosos -por qué no románticos- que escriben con el alma sobre los más diversos temas. Hombres y mujeres con profunda vocación que lo dan todo, hasta la vida, por un ideal: trabajar al servicio de la verdad y la justicia, difundiéndolas y defendiéndolas.
Carlos Alberto Parachú


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