Año CXXXVI
 Nº 49.862
Rosario,
miércoles  04 de
junio de 2003
Min 2º
Máx 16º
 
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cartas
Enemigos del árbol

Como en un cuento de Dolina, cada tanto reaparecen en Rosario los enemigos del árbol. Y por increíble que parezca, el delegado local del Ministerio de Gobierno provincial no ha tenido mejor idea que sugerir a la Municipalidad como medida para combatir el delito... la poda de los árboles de la ciudad. Este representante de la más rancia burocracia no sólo ignora básicos conceptos ecológicos y urbanistas, sino que además desconoce la vigencia de una ley que prohíbe las podas en las calles de la provincia. A partir de la sanción de esa ley las ciudades fueron recuperando su forestación y mejorando su calidad de vida. Antes de eso se practicaba el negocio organizado de la mutilación de árboles llamado poda, y Rosario y otras ciudades quedaban convertidas en páramos de cemento, casi tan áridos como algunas mentes burocráticas. En los veranos el clima casi subtropical se convertía en un castigo para los habitantes. ¿Y a esta situación pretende volver el autor de la idea? Lo que corresponde es que la Municipalidad practique escamondas, que son quites de ramas hechos anualmente bajo la supervisión de especialistas. Esto es lo racional. Si ideas como la citada son las únicas que se esgrimen para combatir la delincuencia, Rosario no sólo seguirá padeciéndola sino que además deberá sufrir el deterioro de su medio ambiente y de su paisaje urbano. De esta forma, además, resultaría imposible atraer al turismo, que actualmente es la industria más redituable. En cualquier ciudad civilizada los derechos ambientales resultan inalienables, pero parece que aquí la ignorancia de algunos funcionarios es extrema. Un proyecto como este puede merecer, además de su archivo, el repudio de la población.
Roque A. Sanguinetti


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