Mariano Bereznicki / La Capital
Mauro Marchano sigue conservando esa esencia pura que supo cosechar desde la cuna. Desapareció del mapa futbolístico rosarino de un día para el otro. Prácticamente en silencio, dejó Central Córdoba para recalar en el continente europeo, más precisamente en Francia, donde los incentivos y las costumbres son bien diferentes. Anduvo con cuidado por esos lares, muy ajenos a sus afectos por cierto, y con la mira siempre puesta en el arco de enfrente. Y en poco tiempo hizo historia en el Libourne, club con el cual consiguió el ascenso a la categoría nacional, la tercera división del fútbol galo. "Todavía no lo puedo creer. En apenas cinco meses logré un título y un objetivo muy importante en mi primera experiencia en Francia". La frase explota de lleno y casi de manera improvisada por parte del ex goleador de Central. "No me puedo quejar. Estos últimos meses me fue bárbaro. Por eso quiero agradecerle mucho a Palito Socca, quien me bancó en las buenas y en las malas. Además de ser mi representante, es una gran persona", remarcó el delantero. -¿En qué cambió tu vida en estos cinco meses? -En varios aspectos. Y no sólo en lo futbolístico sino también en lo personal, ya que cuando estaba en Central Córdoba no jugaba y eso me tenía muy mal. Pero por suerte fui a un equipo que estaba peleando por el ascenso y la posibilidad de jugar en Europa me devolvió, en cierto modo, la sonrisa y la alegría. Por eso disfruto mucho este presente. -¿Se puede decir que te fuiste para tener revancha en la faz futbolística? -Seguro. Esta propuesta llegó en un momento justo porque después de estar durante un tiempo sin poder jugar en Córdoba, haber tenido esta chance me sirvió para ponerme las pilas y demostrar que podía jugar. En este caso en Francia, donde en un período corto logré ascender con Libourne a la categoría nacional, la tercera división de allá. -¿La meta era lograr el ascenso esta temporada o se dio de repente? -No, hacía tiempo que el equipo estaba ahí del ascenso. Pero por algo siempre se le negaba. Aunque por suerte este año se le dio y logró el objetivo. -¿Había presión por parte de los hinchas? -No. Para nada. Eso es lo que más extrañaba. Ellos viven el fútbol de una manera distinta, es decir no dramatizan si perdés. -¿Es cierto que no te costó adaptarte? -Sí. Gracias a Dios todo me salió bien de entrada. Porque al tiempo que llevaba sin jugar había que agregarle que desconocía el idioma y la cultura. Por suerte me adapté más rápido de lo imaginado. -Y tuviste el debut que sueña todo jugador: entrar y hacer un gol. -Sí. Recuerdo que estábamos jugando de visitantes y entré faltando media hora. Y en la primera que tuve la mandé adentro y ganamos. Después, por la Copa Francia, ingresé faltando poco y metí dos goles. En apenas dos partidos había hecho tres tantos. -Hiciste muchos teniendo en cuenta el promedio de partidos que jugaste. -Sí. Hice 7 en 9 partidos. Creo que cumplí. -¿Cómo hacías con el idioma? -Con el tiempo y las distintas charlas, ya sea en las prácticas o cuando salíamos con algunos compañeros, lo fui entendiendo. No te digo que hablo a la perfección pero me defiendo bastante. -¿Y para entender al técnico? -Por señas. O como remarcaba cada jugada sobre un pizarrón, podía entender lo que pretendía de mí. No tuve muchos inconvenientes. -¿Qué nivel tiene la infraestructura de los clubes que están en esa divisional? -De primera. Jugábamos en estadios muy lindos. Los pisos son muy buenos y en cuanto a los elementos, no te hacen faltar nada. Sólo tenés que entrenar. -¿Y cómo sigue esta historia de ahora en más? -A fin de mes tengo que presentarme nuevamente para comenzar la pretemporada con el resto del plantel. Después ver si puedo comenzar como titular. Luego sería bueno hacer una buena campaña para ver si podemos ascender a la segunda, y por último tratar de pasar a otra institución.
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