Buenos Aires.- Un ciudadano chileno fue condenado a la pena de reclusión perpetua por un tribunal que lo halló responsable de la violación y asesinato de su hija biológica, de 6 años, y de haber asfixiado a un amiguito de la nena, de la misma edad. Aquel hecho conmocionó a la opinión pública en 1994, cuando los cadáveres de los chiquitos fueron hallados dentro de una heladera en desuso.
El fallo fue emitido por la Sala I de la Cámara en lo Penal de Quilmes, quien castigó a Joel Aedo Rivero, de 62 años, con el máximo de la pena prevista en el Código Penal al encontrarlo responsable de los delitos de "violación agravada en concurso real con homicidio calificado por el vínculo; y homicidio calificado para ocultar otro delito".
Al escuchar el veredicto, los padres del niño asesinado estallaron en un aplauso y se abrazaron entre lágrimas; mientras que la madre de la criatura e hijastra de Rivero, en cambio, siguió defendiendo al condenado y clamó por su inocencia. Fue entonces cuando varios de los familiares del niño la acusaron de haber encubierto, junto a su madre, al asesino, en sintonía con un pedido que se había hecho para que se investigara qué rol jugaron las mujeres luego de los homicidios.
Trama siniestra
Sin embargo, el tribunal que llevó adelante el proceso entendió que las mujeres habían mentido, incluso en el juicio, atemorizadas. "Vaya uno a saber qué trama siniestra ocultan esta mujer y su madre", dijo el juez Agustín Alvarez Sagarra, quien firmó la sentencia junto a sus pares Pedro Uslengui y Carlos Rosseau.\Además, el tribunal dispuso que se libre oficio a la Dirección de Migraciones para que, una vez que Rivero cumpla en prisión su condena, sea expulsado de la Argentina, a raíz de la gravedad de los delitos cometidos y la "peligrosidad" para la seguridad pública.\La tragedia ocurrió la tarde del 6 de septiembre de 1994, en una casa ubicada en la calle El Tordillo 1070, del barrio Don José, del partido bonaerense de Florencio Varela. Allí la pequeña Virginia Jackeline Aedo, de 6 años, fue violada. Momentos después, el hoy condenado dejó desvanecido al amigo de la nena, Héctor Gabriel Peña, de la misma edad.\De acuerdo al fallo, Aedo Rivero llevó luego los cuerpos hasta una heladera en desuso que había en un terreno lindero a la vivienda, donde los dejó depositados hasta que los cuerpos fueron encontrados varias horas después.\Al principio se creyó que todo había sido una travesura de chicos: que los menores se habían escondido en la heladera jugando y habían quedado atrapados en su interior. Pero luego las pericias corroboraron las lesiones internas que habían sufrido las víctimas y confirmaron que había sido un doble asesinato.\Aunque en un primer momento fue detenido un ciudadano paraguayo imputado por los crímenes, la Justicia dispuso su liberación por falta de mérito y el caso quedó impune hasta que se logró establecer que quien debió haber sido el abuelo postizo de la pequeña asesinada era, en realidad, su padre biológico.\Es que en base a los estudios genéticos que dieron un 99 por ciento de certeza, el tribunal entendió que la pequeña Virginia había sido "fruto de las relaciones incestuosas" de Aedo Rivero y su hija.\Fue precisamente esa circunstancia que el tribunal entendió como un indicio incriminatorio en contra de Rivero a la hora de considerar sus "conductas libidinosas" a lo que se sumó el hecho de que la Policía encontró manchas de semen "en un short y pantalón" del imputado y en "la bombachita de la nena". (DyN)