Año CXXXVI
 Nº 49.860
Rosario,
lunes  02 de
junio de 2003
Min 14º
Máx 19º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





cartas
Los viejos enfrentamientos

El debate que en estos días produjo la presencia de Fidel Castro en Argentina me lleva a algunas reflexiones. Si la batalla de Caseros de ningún modo puso fin a la antinomia surgida de varias décadas de feroces enfrentamientos entre unitarios y federales, y la Revolución Libertadora de 1955 tampoco produjo la desaparición del aún vigente antagonismo entre peronismo y antiperonismo; ¿por qué deberíamos entonces creer que la división reinante entre menemismo y antimenemismo, sin hacer comparaciones de magnitudes ni proporciones entre los hechos históricos mencionados, habría de terminar con Néstor Kirchner en la Casa Rosada? Sería más acertado entonces pensar que los enfrentamientos, que desde siempre lesionan los intereses colectivos de la Nación, jamás se han solucionado, sino que permanecen debajo de la alfombra. Ni Rosas, ni Perón, ni Menem surgieron de la alocada imaginación de perversos intereses antiargentinos. Ellos y tantos otros personajes de nuestra historia han sido producto de la voluntad de buena parte de nuestra sociedad que, evidentemente, no pretende de manera hegemónica el mismo proyecto político, social y económico para la Argentina. Desde aquellas lejanas luchas entre federales y unitarios, entre intereses comunes e intereses colectivos, entre las mayorías sumergidas y las minorías privilegiadas, los argentinos no hemos podido desarrollar una síntesis social y política que nos permita vivir con dignidad a todos sobre la misma tierra. No nos hemos dado el espacio suficiente para debatir, de manera seria y profunda, qué país pretendemos para nuestros nietos. Por el contrario, siempre hemos peleado y de manera sangrienta para nosotros sin pensar en el futuro: "yo me salvo, lo que viene después que se joda..." Y lo que viene después somos nosotros mismos, encarnados en nuestros hijos. Y esto aún no hemos logrado verlo con claridad.
Lalo Puccio


Diario La Capital todos los derechos reservados