El presidente Néstor Kirchner lanzó ayer una dura advertencia a todos los miembros de las Fuerzas Armadas al señalarles que "no es función que les corresponda" analizar las conductas del "poder político", y los exhortó a integrarse al proyecto de construir "una nueva Argentina". De este modo, el santacruceño definió el estilo de conducción que se propone ejercer, entonado por el extemporáneo discurso de despedida del ex jefe del Ejército Ricardo Brinzoni, quien el miércoles había cuestionado públicamente su relevo.
Kirchner llamó a los militares a desempeñar un papel "comprometido con el futuro y no con el pasado". Y anunció que pretende "Fuerzas Armadas altamente profesionalizadas, prestigiadas por el cumplimiento del rol que la Constitución les confiere" y que "vuelvan a hacer aportes significativos" en otras áreas para ayudar a "recuperar el progreso social".
"Fui puesto en posesión de mi cargo, que implica ser el comandante en jefe de todas las Fuerzas Armadas, y cumpliré acabadamente ese rol por el que también me eligieron", aseguró el primer mandatario al leer su discurso en el acto del Día del Ejército, que se realizó en el Colegio Militar de El Palomar, donde recibió sólo tibios aplausos y evidentes signos de frialdad en los generales que pasaron a retiro, entre ellos Brinzoni.
Kirchner también aludió, indirecta pero indudablemente, a las fuertes críticas lanzadas por Brinzoni con motivo de su relevo, al que calificó de "inexplicable" y "sorpresivo".
El jefe del Estado les advirtió a los miembros del Ejército que "nadie puede sorprenderse o pedir explicaciones, o calificar una situación como inexplicada, cuando se han puesto en ejercicio las facultades constitucional y legalmente regladas".
Luego fue contundente al definir que "analizar y caracterizar las conductas del poder político no son funciones que le corresponden a un militar" y enfatizar que esas actitudes "sorprenden después de lo que ha vivido nuestra patria", en aparente referencia a las dictaduras que jalonaron la historia del país, en particular a la última y más sangrienta.
Kirchner estuvo acompañado por el ministro de Defensa, José Pampuro; el jefe de gabinete, Alberto Fernández; el titular de Interior, Aníbal Fernández; el de Salud, Ginés González García, y el jefe de la Side, Sergio Acevedo.
También se hicieron presentes la cúpula militar relevada y el nuevo jefe del Ejército, general de brigada Roberto Bendini, quien aseguró que la fuerza hoy "quiere ser, dentro del marco de sus responsabilidades institucionales, protagonista del proyecto nacional".
Bendini también indicó que el Ejército "heredó de su historia y tradiciones el compromiso con el presente y el futuro". E hizo hincapié en que la fuerza que conduce "cumple con sus tareas específicas en el estricto cumplimiento de la Constitución y de las leyes".
Kirchner presidió el acto un día después de haber descabezado a la cúpula del Ejército poniendo a Bendini en lugar de Brinzoni, medida que fue criticada públicamente por el jefe saliente y que habría ocasionado un fuerte malestar entre los generales retirados.
Brinzoni no sólo calificó de "sorpresiva" e "inexplicable" la resolución presidencial sino que, además, advirtió: "La intriga política sobre los cuarteles es tan riesgosa como la anterior, y parece regresar después de veinte años".
Kirchner, en su breve pero conciso mensaje, prometió que "exigiré que todos cumplamos nuestros correspondientes roles, sobre todo quienes están bajo mi mando". También rindió homenaje a "tantos patriotas que en los primeros años, en el Ejército, fueron forjando esta Argentina de claros y oscuros" y a "los soldados, oficiales y suboficiales que en nuestras Malvinas supieron estar a la altura de la historia".
Sin mencionar la palabra reconciliación, marcada a fuego tras la autocrítica del ex jefe del Ejército Martín Balza sobre el accionar de los militares en la dictadura, el presidente anticipó un papel para las Fuerzas Armadas similar a aquel que en las primeras décadas del siglo pasado constituyó un factor decisivo en la construcción de la Nación.
Señaló que "queremos avanzar en la construcción de una Argentina integrada al proyecto nacional que nos contenga a todos, que no deje afuera ni a un costado a nuestras Fuerzas Armadas, a las que necesita integradas".
Y ratificó: "Queremos un Ejército altamente profesionalizado, prestigiado por el cumplimiento de su rol". De inmediato, recordó que "por voluntad del pueblo fui puesto en posesión de mi cargo, lo que implica ser el comandante en jefe de todas las Fuerzas Armadas".
Sin sorpresas
Fue entonces cuando Kirchner subrayó que "nadie puede sorprenderse o pedir explicaciones o calificar una situación como inexplicada", ya que "analizar y caracterizar las conductas del poder político no es función que le corresponda a un militar".
Por último, el jefe del Estado hizo otra alusión al controvertido mensaje de Brinzoni, cuando sostuvo que la sociedad debe "agradecer" al Ejército por haber respetado la democracia.
"Sorprende que, después de lo que ha vivido nuestra patria, se le pida a la sociedad o se pretenda el agradecimiento por respetar la Constitución o la democracia", sentenció el patagónico.