 |  | Editorial Asoman nuevas pautas
 | Se viven, en la Argentina, tiempos de cambios. Y de necesarios cambios, además. La fractura de un modelo que se prolongó durante una década dejó profundas heridas en el tejido social y el gobierno que encabezó Eduardo Duhalde se desarrolló bajo el signo de la transición entre el estallido y la elección de un nuevo presidente, que tendrá la responsabilidad de encontrar el camino de salida de una crisis histórica. Uno de los puntos más débiles del actual esquema económico -mientras se perciben las señales de la incipiente reactivación- es, sin dudas, el sistema financiero, que defraudó a muchos ciudadanos con una imagen de liquidez ficticia. La creación de un ente de control sobre los bancos y las administradoras de fondos de jubilaciones y pensiones (AFJP) debe ser leída como un intento para normalizar una situación cuyas coordenadas, más allá de la lenta consolidación que se percibe, continúan siendo las de la incertidumbre. El futuro organismo estará integrado por tres funcionarios del Ministerio de Economía y tres del Banco Central, y los primeros diagnósticos periodísticos coinciden en aludir al recelo inicial cuya creación -inesperada- despertó en la city. Su confeso objetivo es el "reordenamiento del sistema financiero, bancario y del mercado de cambios", de acuerdo con una facultad extraordinaria que le confirió al Poder Ejecutivo, hasta el 10 de diciembre próximo, la ley de emergencia Nº 25.561. En los hechos, la aparición del ente se traduce en un notorio fortalecimiento de la posición del Ministerio de Economía sobre la del Banco Central, a cuya esfera competían hasta hoy de modo excluyente las atribuciones que ostentará el organismo. Y significa, además, la contundente señal de un cambio de rumbo en relación con la estricta filosofía neoliberal que campeó durante la década pasada. Cuando se plasma con criterio y sin abusos ni arbitrariedades, la intervención del Estado en la economía obtiene como resultado un mayor equilibrio. Los resultados del libremercadismo a rajatabla aplicados en los noventa han quedado crudamente expuestos ante los ojos de los argentinos. Es de esperar que la decisión adoptada redunde en beneficios para la Nación, cuya ciudadanía necesita con urgencia restablecer una relación normal con sus entidades financieras, sobre el eje de la previsibilidad, la seguridad jurídica y la confianza.
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