Brasilia. - El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, cambiará al menos a dos ministros de su Partido de los Trabajadores (PT), para incorporar a sus nuevos aliados del centrista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), de centro, y del derechista Partido Progresista.
"La participación de nuestros nuevos aliados será cierta", dijo el jefe de la Casa Civil, José Dirceu, una suerte de primer ministro o jefe de gabinete de Lula. Dirceu señaló que la reforma en el gabinete de ministros será decidida por Lula "en el momento que él considere adecuado".
Versiones recogidas por la prensa local indican que el cambio de gabinete se realizará luego de que el Congreso apruebe los proyectos de reformas impositiva y previsional enviados por el gobierno, con la intención de que sean aprobadas en septiembre.
Los nuevos aliados de Lula, en especial el poderoso PMDB del ex presidente (1985-1989) y actual titular del Congreso, José Sarney, aseguran al gobierno una amplia mayoría parlamentaria para aprobar esas reformas. El PMDB tiene 22 senadores y es el primer bloque en el Senado. Además, posee 70 diputados, la segunda bancada en la Cámara Baja.
El jueves de la próxima semana Lula recibirá a Sarney y a otros dirigentes del PMDB para acordar la participación de este partido en el gobierno, que además de al menos un ministerio, incluye cargos de menor nivel, tanto en la administración central como en empresas y bancos estatales.
Dirceu aclaró que los ministros que serán reemplazados pertenecen al Partido de los Trabajadores (PT), de Lula da Silva. "Evidentemente, la participación de otros partidos, y del PMDB, en el gobierno depende de cambios en el gabinete, particularmente en los ministerios que ahora controla el PT", sostuvo el principal operador político del presidente.
Críticas empresarias y de la Iglesia
Los industriales y obispos brasileños criticaron por separado las reformas fiscal y previsional presentadas al Congreso por el gobierno de Lula, a quien los jerarcas católicos acusaron de supeditar su política económica al mercado financiero.
Las fuertes críticas fueron consignadas en sendos documentos de la poderosa Federación de las Industrias de Sao Paulo (Fiesp) y la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB).
La Fiesp dijo sobre la reforma tributaria que "la conclusión a la que se llega es que infelizmente el sistema tributario va a continuar siendo un freno y no un motor de la economía". Además, criticó especialmente el hecho de que el proyecto de reforma tributaria le permita al gobierno eventualmente crear nuevos impuestos apelando a medidas provisionales, y consideró que ello "no le garantiza ninguna tranquilidad al contribuyente".
Los obispos, que cuestionaron más la política social del ex líder sindical metalúrgico que lleva cinco meses en el gobierno, advirtieron que la esperanza de los brasileños en el gobierno de Lula está "perdiendo fuerza". La Iglesia brasileña apoyó fuertemente a Lula durante la campaña, pero ahora se ha colocado en una posición crítica, ante el giro centrista del presidente. (AFP)