El brutal ataque a un taxista, que recibió una perdigonada de escopeta en la cara después de un robo, reimpulsó el pedido de medidas de seguridad por parte del Sindicato de Peones de Taxis. Delegados del gremio se reunieron anoche con el jefe de la Unidad Regional II de policía, Luis Pogliese, ante quien pidieron que se establezcan medidas tendientes a reducir los riesgos de asaltos y que se realicen controles de pasajeros en los ingresos a zonas consideradas de mayor peligrosidad.
Alberto Melián trabajó 19 años como chofer de taxis ganándole a las situaciones de riesgo con oficio y prudencia. El domingo a la tarde, cuando había caído el sol, llevaba como pasajeros a un matrimonio cuando quedaron "encerrados" por el paso del tren en Juan José Paso y Formosa.
El lugar es uno de los considerados "zona roja" por el gremio de los choferes de taxi, la policía y los comerciantes y vecinos de Empalme Granero, que impulsaron la creación de una garita policial como intento de reducir el índice de delitos en el barrio.
La parada obligada por el paso del tren facilitó la tarea de dos ladrones que amenazaron al chofer con escopetas caseras. El hombre tenía las puertas cerradas con traba, un consejo que tomó de los pasajeros que llevaba y que le sirvió para evitar que los ladrones entraran al auto. Entregó lo que llevaba por el borde superior de la ventanilla, cuyo vidrio no bajó del todo. Les dio el reloj del auto y el dinero que tenía en el bolsillo, pero los ladrones le pidieron más. Al ver que el tren había pasado y la calle estaba despejada, el chofer arrancó y un estampido le sacudió la cabeza.
Melián recibió más de 20 perdigones en la cara. El calibre de los proyectiles, la zona del cuerpo en la que ingresaron y la disminución del impacto que provocó el vidrio, todo eso y el azar que jugó de su lado, hicieron que sólo el ojo izquierdo del chofer se encuentre amenazado. El hombre fue atendido en el Hospital de Emergencias y trasladado a un sanatorio privado, donde evaluaban la posibilidad de operarlo para quitarle los dos perdigones que quedaron alojados detrás del globo ocular. "Espero recuperar la vista" confiaba ayer el hombre, con más alegría de estar vivo que preocupación por las secuelas del ataque.
Melián confiesa que había pensado tomar otro rumbo para evitar los riesgos de ese camino, que era el más corto, aunque peligroso. Pero finalmente desestimó los riesgos. "Les iba a cobrar lo mismo", se preocupó por aclarar el chofer, que vive con sus cinco hijos y su esposa en el Fonavi de Mendoza y Donado.
Reclamo de seguridad
La experiencia del taxista reimpulsó las demandas del sindicato de choferes de taxis. El titular del gremio, Horacio Boix, reclamó a la policía más presencia en las calles y controles especiales en las que considera "zonas rojas" para "amedrentar a los delincuentes". Entre esas zonas se encuentran el sitio donde fue asaltado el taxista, en Juan José Paso y la vía; Rouillón y Seguí, avenida Grandoli, barrio La Cerámica, Parque Casas y Oroño y la vía, donde hace dos meses fue baleado otro taxista.
El otro reclamo que impulsa el gremio es facilitar pasos en zonas cerradas de la ciudad que, como el sitio donde quedó "encerrado" el taxista, imposibilitan el escape de los vehículos. Un tercer punto también se relaciona con el tránsito, y apunta a la desactivación de los semáforos desde las 20. "Ahora anochece más temprano. Si los ladrones cambian de modalidad, nosotros también tenemos que innovar para protegernos", indicó .