Año CXXXVI
 Nº 49.854
Rosario,
martes  27 de
mayo de 2003
Min 3º
Máx 18º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





Macabro crimen en un humilde barrio de Casilda
Hallan violada y asesinada a beba de 11 meses en un canal pluvial
Ocurrió la madrugada del domingo y los investigadores apresaron a los padres, abuelos y tíos de la menor

Casilda.- El cuerpito ultrajado y sin vida de una beba de 11 meses fue hallado semisumergido en un canal pluvial que corre en cercanías de un humilde barrio de esta ciudad. Para taparlo, el criminal que allí lo abandonó usó restos de mampostería. Pero sin embargo dejó a la vista una manito de la criatura, lo que fue observado por un chico que pasó por el lugar y, aterrorizado, dio cuenta a sus padres primero y a la policía después. Horas más tarde, los investigadores apresaron a los padres, los abuelos y dos tíos de la beba y circunscribían sus sospechas en el conflictivo entorno familiar.
El macabro hecho fue descubierto poco después de las 16 del domingo. El cuerpito desnudo de Agustina Denise Almada fue encontrado junto a las aguas del canal Candelaria, debajo de una pasarela que cruza a la altura de la calle Moreno, en el barrio Municipal y a tres cuadras de la casa donde vivía la nena. Estaba tapado por una placa de cemento y junto a una bolsa de nailon blanco que ahora es analizada por los peritos.
Tras ser encontrado, el cadáver fue derivado a Rosario donde se le hizo la autopsia correspondiente. Ese informe corroboraría más tarde las presunciones policiales: muerte por estrangulamiento y lesiones compatibles con abuso sexual por vía anal, dijeron a La Capital fuentes allegadas a la pesquisa.
Agustina vivía en una casa humilde del barrio Municipal junto a su mamá, María Almada, de 25 años, y sus pequeños hermanitos: Carolina, de 3 años, y Nicolás, de 5. También compartían la casa los padres de María, Virgilio Almada y Alicia Liruso, y dos hermanos de la mujer: Eduardo y Pablo Almada, de 16 y 28 años respectivamente. En tanto, el papá de la menor, Jorge Vallejos, se había separado de su esposa algunos meses atrás y se había radicado en la vecina localidad de Sanford.
Todo indica, según versiones policiales, que poco después de las 3 de la mañana del domingo María dejó a sus hijos al cuidado de su abuelo materno para irse a una bailanta. Y que el hombre, horas antes había estado bebiendo junto a un grupo de amigos. Así, abuelo y criaturas quedaron solos en la casa ya que el resto de la familia también había salido.
María recién retornó a la vivienda a las 11 de la mañana y entonces comprobó que su beba no estaba. Por eso entró en pánico y desesperación y corrió hacia la comisaría para hacer la denuncia. Su primera sospecha fue que la nena había sido raptada por su ex esposo para llevársela a Sanford ya que entre ambos habían discutido la noche anterior porque el hombre no le entregaba dinero para la manutención de las criaturas. Pero el paso de las horas demostraría que la historia era otra.
Desde el momento en que hallaron el cuerpito de la menor, los investigadores apuntaron sus dardos contra el entorno familiar. Por eso detuvieron a todos los integrantes de la familia quienes ayer mismo declararon ante la jueza de Instrucción de Casilda, Silvia Nogueras.
"Todos se contradicen entre sí, parece que nadie quiere decir la verdad", confió alguien allegado al juzgado acerca de los primeros testimonios de los familiares de la pequeña Agustina. Al respecto, trascendió que uno de los hermanos de María llegó a la casa familiar a las 5 de la mañana del domingo y dijo haber visto a la nena durmiendo. Sin embargo, el otro Almada, que arribó pasadas las 7, sostuvo no haberla visto allí.
En tanto, Vallejos admitió ante la policía que se cruzó con María en la bailanta durante la madrugada, que habían mantenido una discusión horas antes pero que en el boliche no se cruzaron palabras. Y también, que al terminar la fiesta se fue hacia el centro de Casilda donde abordó un remís para ir hasta su casa de Sanford donde horas más tarde lo ubicó una comitiva policial.

Indignación y sospechas
Ayer, cuando la trágica noticia empezó a recorrer las calles de esta ciudad, un profundo sentimiento de indignación y dolor abrazó a los habitantes. En el barrio Municipal, un sector de clase media empobrecida en la que sobresalen algunas casitas lindas y en el cual la vivienda de los Almada parece la más humilde de todas, los comentarios daban vueltas y vueltas buscando un culpable del atroz crimen.
Todos los vecinos de la casa de Moreno al 1500 en la que residen los Almada coincidían en los permanentes conflictos familiares que allí se vivían, incluso acusan a los tíos de la pequeña Agustina de ser bebedores.
"Estamos todos los vecinos destrozados, no podemos creer lo que pasó", dijo Mónica, madrina de la pequeña asesinada y vecina de la familia. Con sus ojos llenos de lágrimas y su cara demacrada por la tristeza, la mujer acariciaba a Carolina, la hermanita de la nena muerta. "Yo no escuché gritos ni llantos anoche. Seguramente lo que hicieron no lo hicieron en la casa porque sino hubiésemos escuchado los gritos", aclaró la mujer.
Sin embargo, una jovencita del barrio contó que su papá "escuchó llorar a un bebé cerca de las 5 de la mañana, aunque no pudo precisar de donde venía el llanto".
La mayoría de la gente del barrio dice conocer a los Almada, "una familia de discutir mucho" y critica la conducta de la mamá de Agustina. "Nunca estaba en la casa, siempre fue de dejar a los chicos con el abuelo para que se los cuide", comentan quienes no quieren identificarse.
Otra vecina del barrio contó que frente a la vivienda "es común ver todas las noches grupos de jóvenes tomando cerveza" y que "varias veces vino la policía por algún problema".
En tanto, los vecinos que viven cerca del canal Candelaria, sobre calle Catamarca, dicen haber escuchado un incesante ladrido de perros en horas de la madrugada del domingo. "Cuando nos enteramos del caso recién nos dimos cuenta porque los animales estaban tan alterados. Se ve que escucharon ruidos en el canal y comenzaron a ladrar", dijo Silvia.
Informe: Gustavo Orellano



El cuerpito de Agustina apareció bajo la pasarella.
Ampliar Foto
Diario La Capital todos los derechos reservados