Año CXXXVI
 Nº 49.854
Rosario,
martes  27 de
mayo de 2003
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El plan de paz para Medio Oriente es resistido por los ultraortodoxos
Los colonos, el peor obstáculo que enfrenta la "Hoja de ruta"
Los asentamientos fueron impulsados desde 1948, pero aumentaron un 10% en los dos últimos años

Jim Anderson
Washington. - Hay muchas vallas y baches en la "Hoja de ruta" propuesta por el Cuarteto -Estados Unidos, Rusia, la Unión Europea y Naciones Unidas- para llegar a un acuerdo de paz en Medio Oriente, pero nada resulta más desalentador para llegar a la meta que la cuestión de los asentamientos de colonos israelíes en Cisjordania y la Franja de Gaza.
El problema, con su complejo cúmulo de asuntos conexos, no es nuevo. Una de las primeras leyes aprobadas por el primer gobierno de Israel, liderado por David Ben Gurion, en 1948, establece el derecho de los israelíes a erigir asentamientos en territorios disputados, transformándolos en un tema polémico desde los orígenes del Estado judío.
Yitzhak Rabin, general, diplomático y ex primer ministro israelí, comenzó su carrera pública abogando por los asentamientos como una forma de defensa. Más tarde cambió su posición, acusando a los colonos de constituirse en un lastre para las fuerzas de defensa israelíes, a la vez que subrayó que en su mayoría eran extranjeros. Muchos colonos son judíos ortodoxos radicales estadounidenses. Rabin fue asesinado en 1995 justamente por un israelí ultraortodoxo que apoyaba la expansión de los asentamientos.
La "Hoja de ruta" cita como una de las principales medidas de su primera fase el inmediato desmantelamiento de los asentamientos erigidos desde marzo de 2001 y la paralización de toda nueva expansión de los mismos.
Pero el primer ministro israelí Ariel Sharon siempre apoyó la expansión de los asentamientos como una cuestión política y de seguridad. Con esta posición pudo incluir en su gobierno a partidos ultraconservadores que amenazaron con abandonar la coalición si se congela la expansión de los colonos.

Las 14 reservas del gobierno
Sharon logró mantener unido su gabinete hasta ahora, al aceptar la "Hoja de ruta" con serias observaciones. El plan fue aprobado el domingo por el gabinete por 12 votos a favor, siete en contra y cuatro abstenciones. Entre las reservas dadas a conocer por el gobierno israelí se incluye la negativa a negociar "por ahora" sobre los actuales asentamientos de Judea, Samaria y Gaza, con excepción de los que define como "ilegales.
Si cae el gobierno de Sharon, se abriría una etapa electoral que paralizaría por varios meses el proceso de paz. Nadie puede anticipar qué ocurriría durante ese lapso, pero la administración Bush teme esa posibilidad. La dilación que ya han sufrido las negociaciones, en parte porque Washington estaba concentrando todos sus esfuerzos en la guerra de Irak, no ha frenado la expansión de los asentamientos.
Durante los últimos dos años creció en un diez por ciento el número de colonos israelíes en territorios ocupados, alcanzando la cifra de 208.000 personas, según la Fundación para la Paz en Medio, con sede en Washington.
Los nuevos asentamientos se han radicado en los terrenos más valiosos con buen acceso al agua de riego, desplazando a granjas y pueblos palestinos. Las justificaciones políticas para los asentamientos se mueven peligrosamente hacia el terreno religioso. Miembros ortodoxos del gabinete israelí -entre ellos el ministro de Educación, Limor Livnat- creen que "todo judío tiene derecho a vivir en la tierra de Israel". ¿Pero cuáles son las fronteras de la tierra de Israel? Algunos estudiosos judíos de la Biblia, releyendo el Génesis, afirman que se extienden desde el "Río de Egipto", presuntamente el Nilo, hasta el Eufrates, lo que incluiría a los actuales territorios de Líbano, Siria y gran parte de Irak.

Expansionismo y religión
Esta visión expansionista está claramente contrapuesta a la del gobierno estadounidense y de su secretario de Estado, Colin Powell. Los palestinos, bíblicamente conocidos como los filisteos, obviamente tampoco coinciden con esta postura.
Esta diferencia de puntos de vista grafica el problema que involucra tanto a Sharon como al presidente estadounidense, George W. Bush, quien se define a sí mismo como un profundo cristiano. Los apoyos políticos y financieros para su campaña por la reelección en 2004 provienen en forma creciente de grupos cristianos fundamentalistas, muchos de los cuales recurren a la Biblia cuando se trata de dilucidar las líneas de acción de la política exterior de Estados Unidos, y especialmente en la cuestión palestino-israelí. Pero en Medio Oriente se ha comprobado una y otra vez que la mixtura de religión y política constituye un potaje de brujas. (DPA)



A todo control. Soldados israelíes impiden el paso.
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