El canciller Rafael Bielsa adelantó ayer que el presidente Néstor Kirchner tiene previsto viajar a Estados Unidos "dentro de los próximos noventa días", para reunirse con su par norteamericano, George W. Bush, aunque aclaró que el primer viaje presidencial "será seguramente a Brasil".
En una conferencia de prensa realizada en Casa de Gobierno, el ministro de Relaciones Exteriores comentó que "posiblemente el primer viaje sea a Brasil" y adelantó que él viajará el jueves a ese país "para preparar esa salida".
En relación al viaje a Estados Unidos señaló que "se está trabajando desde la Cancillería para programarlo" y que la reunión con el representante norteamericano enviado a la asunción de Kirchner, Mel Martínez, fue "cordial y puntual, porque se habló de muchos temas que hay que debatir, como el de los organismos como el Banco Mundial, los multilaterales de crédito o el FMI".
El primer indicio sobre la gira del flamante presidente a Estados Unidos lo brindó el enviado del gobierno de Bush, quien confirmó que le transmitió a Kirchner la invitación del mandatario norteamericano.
"El presidente Bush invitó al presidente Kirchner a que visite los Estados Unidos, esa visita fue aceptada y las intenciones de ambas partes son que el encuentro suceda lo antes posible", afirmó Martínez en una conferencia de prensa brindada en la embajada de su país.
El funcionario estadounidense agregó que "la fecha debe ser la más conveniente para ambas partes y se seguirá conversando a través de las cancillerías, pero estimo que será lo antes posible".
"Una mano de amistad"
"Mi mensaje fue que nuestro gobierno va a extender una mano de amistad al presidente Kirchner y fue bien respondido, por lo que me llevo una buena impresión del señor presidente y del futuro de las relaciones entre ambos países", agregó.
Martínez es secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano de Estados Unidos, funcionario que nada tiene que ver con las relaciones continentales. Su presencia se interpretó en algunos medios argentinos como una señal de parte de Bush por la presencia del presidente de Cuba, Fidel Castro, en la asunción del domingo, algo que fue terminantemente desmentido por el propio visitante.
"Nuestras delegaciones se mandan con las mejores intenciones del presidente y adecuadas a cada momento", sostuvo Martínez.
Además, Kirchner se entrevistó con Castro, quien recibió una condecoración del jefe de gobierno porteño, Aníbal Ibarra, participó de actos oficiales y recibió a numerosos dirigentes políticos, sindicales y defensores de derechos humanos. Anoche habló ante una multitud reunida en la Facultad de Derecho de la UBA (ver página 4).
El encuentro, realizado por la tarde en la Casa de Gobierno, se extendió por poco más de una hora, en la que, según informó el canciller Bielsa, se habló de la deuda que Cuba mantiene con Argentina y de la necesidad de que se restablezca la representación diplomática en La Habana.
Tanto a la llegada como a la salida de la sede gubernamental la presencia de Castro fue acompañada por un fuerte control de seguridad y por numerosas personas que lo saludaron.
Entre las 13 y las 14.30, en tanto, Castro recibió en el hotel céntrico donde se alojó a 200 personas ante quienes brindó "con un mensaje esperanzador" sobre el futuro de Argentina.
Entre los asistentes a esa reunión se encontraban el ex presidente Raúl Alfonsín, los ministros Ginés González García y Daniel Filmus, el gobernador Felipe Solá, Ibarra y los diputados Jorge Obeid, Alicia Castro, Patricia Walsh, Francisco Gutiérrez, Marcela Bordenave, Mario Cafiero y José Vitar.
"Juntos venceremos"
"Concluyo expresando mi más profunda convicción de que este gran país, junto al resto de los hermanos de América latina, marchará adelante, tendrá éxito, y juntos, venceremos", dijo Castro en el final de un breve discurso que pronunció en la porteña Plaza San Martín.
Hasta allí llegó el mandatario de impecable traje gris a las 9.54 para rendir honores al Libertador y colocar una ofrenda floral al pie de la estatua ecuestre ubicada en el centro del paseo, tras haber mantenido un encuentro reservado con Ibarra.
Castro fue recibido por una guardia de honor de los Granaderos y un discreto operativo de seguridad de la Policía Federal, que luego fue reforzado por más uniformados y por el grueso dispositivo de guardaespaldas que lo siguen a sol y sombra.
En su discurso ante la estatua del Libertador, Castro dijo que el argentino "es un pueblo que tanto admiramos y tanto queremos, un pueblo que con energía y sudor luchó con nosotros en momentos muy difíciles".
"Puedo decir que agradezco a la fortuna haber llegado a Buenos Aires cuando puede apreciarse un clima de optimismo, un clima de esperanza", continuó el líder de la Revolución Cubana.
Castro destacó el "valor" que tuvo para él la "medalla de la ciudad de Buenos Aires" que le entregó Ibarra al promediar la ceremonia, tras lo cual dijo: "Gracias, infinitamente gracias".
Tras finalizar su discurso, el mandatario partió raudamente al Rosedal, donde depositó una nueva ofrenda floral bajo el busto de José Martí, también junto a Ibarra, y luego tuvo un breve y accidentado contacto con la prensa, mientras las agrupaciones piqueteras y partidos de izquierda lo aclamaban.
El presidente de Cuba habló en ese momento de los "fusilamientos" en la isla, a los que justificó con que "fueron sanciones de acuerdo con la ley", debido a la existencia de supuestos "planes del enemigo para provocar una contienda entre Estados Unidos y Cuba".
"A nadie le gusta ni mucho menos (decidir un fusilamiento), pero tú no puedes vacilar cuando tienes que defender la vida de 11 millones de ciudadanos", consignó el líder caribeño.