Año CXXXVI
 Nº 49.852
Rosario,
domingo  25 de
mayo de 2003
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España, ante unas elecciones locales que deciden el futuro político nacional
Aznar y el socialista Zapatero plantearon la campaña con vistas a la puja del 2004 por el gobierno central

Jorge Vogelsanger

Madrid. - En una de las elecciones municipales y autonómicas más reñidas en la historia de la democracia española, unos 34,5 millones de votantes están convocados hoy a renovar las autoridades en 8.108 municipios y los parlamentos de 13 de las 17 comunidades autónomas del país. Sobre el papel, las elecciones son sólo municipales y autonómicas. Pero en realidad son mucho más que eso: unas auténticas primarias de cara a los comicios generales de 2004, cuyo desenlace puede condicionar la estrategia de los dos grandes partidos (PP y Psoe) en los meses que quedan hasta entonces.
Tras una campaña inusualmente crispada, centrada, más bien, en temas nacionales y marcada por una dura confrontación entre el presidente del gobierno, José María Aznar, y el líder de la oposición socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, la clave podría estar en la gran cantidad de indecisos -en torno al 25 por ciento- y los casi dos millones de jóvenes que podrán votar por primera vez. El desenlace dependerá, también, de la participación, que en los anteriores comicios fue del 63 por ciento, muy por debajo del 70 por ciento cuatro años antes.
Para Aznar, que no se presentará como candidato a las elecciones generales de 2004, ésta fue la última campaña tras siete años en el gobierno, en tanto que para Rodríguez Zapatero y el líder de Izquierda Unida (IU), Gaspar Llamazares, fue la primera a escala nacional.

Un doble test nacional
A los electores en España hay que sumar un total de 1.049.207 españoles residentes en el extranjero. El primer reservorio de votos en el exterior es Argentina, con 189.641 votantes habilitados, por delante de Francia (166.933) y Venezuela (100.202).
La cita en las urnas servirá para medir el grado de aceptación del que aún goza el Partido Popular (PP) tras siete años en el poder -tres de ellos con mayoría absoluta- y el desgaste sufrido a raíz de las protestas por la catástrofe del petrolero Prestige frente a Galicia y su apoyo a la guerra de Irak.Y para el partido Socialista (Psoe) estas elecciones serán el barómetro de su gestión en la oposición, el indicador de cómo ha sabido -o no- rentabilizar las críticas al Ejecutivo y perfilarse como alternativa. En otras palabras: darán una pista de sus posibilidades de desbancar al PP en marzo de 2004.
El carácter crucial de esta cita en las urnas quedó patente por la forma en que Aznar y Rodríguez Zapatero se han volcado en la campaña. Nunca en tiempos de la democracia se había visto nada igual en unas elecciones municipales y autonómicas, que en teoría poco tienen que ver con la política nacional..
En su actos de campaña, Aznar resucitó viejos temores sobre una avanzada del "social-comunismo", la ruptura de la unidad de España o el descalabro económico, al acusar al Psoe de pactar con Izquierda Unida (IU) y con los nacionalistas en diversas comunidades además de poner en peligro las pensiones o los puestos de trabajo.
Rodríguez Zapatero, por su parte, tachó a Aznar de "falso", de haber "llegado tarde, salvo en la guerra de Irak", en temas tan importantes como la seguridad, la vivienda, la educación pública o la política social y de haber aislado España internacionalmente con su apoyo "servil" al gobierno ultraconservador de George W. Bush.
Según las últimas encuestas, sin embargo, el mapa político en las 13 comunidades autónomas en juego -todas menos las autonomías históricas de Andalucía, Cataluña, Galicia y el País Vasco- podría mantenerse casi invariable. Es decir que el PP seguiría gobernando en las siete que controla ahora y el Psoe en las cinco donde está en el poder actualmente, mientras que en Canarias repetirían los regionalistas de la Coalición Canaria. La batalla más reñida se perfila en Baleares, Aragón y en la comunidad (región) de Madrid, las dos primeras gobernadas por los socialistas y la tercera por los "populares".
En cuanto a las municipales, donde en 1999 ambos partidos obtuvieron casi los mismos votos -en torno al 34 por ciento- la contienda se centra en Madrid capital, donde los sondeos vaticinan un empate entre el PP, en el poder desde hace 14 años, y la suma de Psoe e IU. El resultado resulta especialmente significativo, ya que se dice que el que controle la capital también controlará el gobierno.
Respecto a otras ciudades, el socialista Joan Clos repetiría como alcalde en Barcelona, otra de las urbes emblemáticas de España, lo mismo que Francisco Vázquez en La Coruña. También seguiría en manos del Psoe Sevilla. En Valencia se mantendría cómodamente la "popular" Rita Barberá y también Málaga continuaría siendo del partido de Aznar.

Una prueba para el nacionalismo vasco
En el País Vasco, las municipales marcarán el comienzo de una nueva era: tras la ilegalización de Batasuna y la anulación de las listas electorales abertzales, por primera vez no concurrirán a los comicios candidatos independentistas que defienden la lucha armada.
Además, las encuestas auguran que los nacionalistas no sólo serán derrotados nuevamente en San Sebastián y Vitoria por la suma de los votos constitucionalistas, sino que además podrían perder Bilbao, la única de las capitales vascas que todavía controlan, a manos de un "popular" apoyado por el socialismo.
Si el resultado de estas elecciones puede condicionar la sucesión de Aznar, en Euskadi el desenlace puede comprometer seriamente los planes soberanistas del jefe de gobierno, el "lehendakari", el nacionalista moderado Juan José Ibarretxe, y el referéndum de autodeterminación que quiere llevar a cabo. (DPA)



José María Aznar apuesta mucho en estas elecciones.
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