Año CXXXVI
 Nº 49.851
Rosario,
sábado  24 de
mayo de 2003
Min 9º
Máx 16º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com






Le roban la camioneta a un fletero y lo dejan en un baldío
Los ladrones fingieron ser clientes. Lo llevaron a mano armada hasta Nuevo Alberdi

"Quedate piola y no mirés. No te va a pasar nada, sólo queremos la chata para hacer un trabajito". El fletero Carlos Pellegrini escuchó esas palabras cuando dos hombres que supuestamente lo habían contratado para un transporte de verduras tomaron el control de su camioneta, con él mismo sentado en el medio de la cabina y amenazado con un revólver. Media hora después, los ladrones se fueron con el vehículo y su dueño quedó abandonado en un descampado de Nuevo Alberdi.
Pellegrini, de 31 años, está casado y tiene una hija de 2 años. Ayer a media mañana aún retumbaba en su cabeza una de las tantas amenazas que el dúo de delincuentes le dedicó durante el forzado periplo, aunque sin llegar a agredirlo físicamente. "Ojo, no hagas la denuncia porque sabemos que tenés familia y donde vivís. Además, si le avisás a la policía seguro que te devuelven la chata desguazada".
Uno de los asaltantes se presentó el jueves a la tarde frente a la casa de Pellegrini. Teóricamente buscaba un fletero para hacer un traslado de verduras.
Carlos ahora sospecha que lo estuvieron siguiendo desde unos días antes. Al parecer, la Ford F 100 color azul modelo 94 en excelente estado, con una franja gris a los costados, ruedas patonas, faros de yodo y estribos laterales llamó la atención de los delincuentes. Poco después de las 19 del jueves, y cuando la camioneta estaba estacionada en la calle, un vecino le avisó que un hombre de entre 45 y 50 años lo buscaba para un servicio.
"Se me descompuso la camioneta en Ituzaingó y Provincias Unidas, y necesito llevar unas verduras hasta un lugar", fue la explicación que escuchó el fletero, quien no dudó en salir a ganarse los últimos diez pesos en el día. Así, con el impostor sobre la butaca de acompañante salieron hacia la mencionada esquina.
Allí, para sorpresa de Carlos, no había ninguna camioneta. Sólo otro hombre, que apenas vio que se acercaba la F100, se arrimó a su encuentro. "Pará, que ese muchacho me va ayudar con la mercadería", le ordenó el que iba como acompañante. Pero cuando Pellegrini preguntó dónde estaba el vehículo averiado, la mentira quedó al descubierto. "El tipo ya me apuntaba con un revólver. Me dijo que me quedara tranquilo, que sólo querían la camioneta para un trabajito", recordó el fletero.
El "trabajito", según le anunciaron a Pellegrini, aunque todo sonara a mentira, consistía en "cargar unos agroquímicos afanados para llevarlos a otro lado". De esa forma, el maleante que estaba en la calle, de una edad aproximada al primero, se ubicó frente al volante y Pellegrini fue desplazado al medio.

Viaje no querido
Así comenzó el viaje por avenida Provincias Unidas, que al principio fue un poco accidentado porque el hampón al volante no parecía muy hábil para conducir. El vehículo anduvo varias cuadras hasta 27 de Febrero en segunda y el motor se forzó al máximo. Por eso, luego de girar hacia la zona oeste y a la altura de Ecuador, los maleantes decidieron intercambiar lugares, con movimientos cuidados y sin dejar de apuntarle con el arma al fletero.
El viaje continuó luego por Circunvalación hasta el desvío de Baigorria. Después enfilaron por la continuación de la ruta 34 en dirección a Ibarlucea. Pellegrini pedía ser liberado. "Tengo una nena de dos años", imploró. "Quedate tranquilo, pendejo. Está todo bien, siempre y cuando no te retobés", le explicaron casi en tono paternal mientras se introducían por distintas calles del barrio Nuevo Alberdi, en la zona noroeste de la ciudad. Finalmente llegaron a un sector de descampados sobre calle Villa del Parque, donde lo liberaron en medio de una absoluta oscuridad.
"Cuando me ordenaron que bajara y que caminara sin mirar atrás, me corrió un frío por la espalda porque pensé que me iban a matar. Sentí un gran alivio cuando escuché el portazo de la puerta y que salían rajando", recordó Pellegrini. El fletero no tiene esperanzas de recuperar la pick up. "Me dejaron en la vía, porque era un rebusque para ganar unos pesos", dijo.



Pellegrini fue sorprendido por dos delincuentes.
Ampliar Foto
Diario La Capital todos los derechos reservados