| | Editorial La lucha contra el tabaco
| Una de las mayores paradojas que existen en relación con el tema de la salud humana es la archiprobada influencia nefasta que tiene sobre ella el hábito de fumar, pese a lo cual el número de consumidores de tabaco no deja de crecer mundialmente. Si se analiza el asunto desde el sur del planeta los motivos de preocupación son incluso mayores, ya que es en las llamadas naciones subdesarrolladas donde se ha producido -en contraposición con el norte, más rico y también más consciente- el mayor crecimiento del flagelo. Dos días atrás, sin embargo, se produjo una noticia en extremo alentadora para todos aquellos que confían en el triunfo final de la racionalidad y el amor a la vida sobre el placer efímero, y tan costoso, que proporciona el cigarrillo. La protagonista del bienvenido suceso fue nada menos que la Organización Mundial de la Salud (OMS), que aprobó anteayer en forma unánime -por los 192 países que la integran- el Primer Tratado Internacional para la Lucha contra el Humo. La altisonante designación esconde un hecho trascendente, "histórico", como lo consideró la directora general de la OMS, Gro Harlem Bruntrand, que coincidió en el adjetivo con la propia Unión Europea, cuyo comisario de salud, David Byrne, virtió explícitos conceptos en un comunicado: "Armados con este convenio podremos avanzar para convertir el control del tabaco en uno de los pilares de la salud pública. Este es el testimonio de la solidaridad, de una alianza, de 192 países que han decidido poner en primer lugar a la salud de sus ciudadanos". Estas bienintencionadas palabras ocultan, sin embargo, sucesos que distan de ser halagüeños, como que entre las naciones que más se opusieron a la firma del convenio durante el transcurso de toda su elaboración figuran potencias de la envergadura de los Estados Unidos, Japón y Alemania. Difícilmente pueda sorprender este dato si se recuerda que en todo el globo se producen por año 5,2 billones de cigarrillos y estimaciones de los especialistas indican que la principal tabacalera maneja un volumen anual de negocios de 51 mil millones de dólares. Poderosas resultan, entonces, las fuerzas que se oponen a la erradicación del dañino vicio, que tanto dolor humano en definitiva causa. Pero se insiste: cada vez está más cerca el momento en que la racionalidad y el amor a la vida se impongan en la lucha.
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