A pesar de que una de sus canciones se llama "Back in the USSR" (De regreso a la Unión Soviética), la actuación de Paul McCartney hoy por la noche en Moscú será la primera del ex beatle en territorio ruso. El cantante y bajista se presentará en la famosa Plaza Roja. La colorida catedral de San Basilio y el Kremlin ofrecerán un marco espectacular al concierto. Si bien los moscovitas se quejan desde hace semanas por el alto precio de las entradas, se espera que hasta 50 mil personas asistan al espectáculo. Paul McCartney será recibido por el presidente ruso Vladimir Putin y por el primer ministro Mijail Kassianov, afirmó un organizador del concierto. El Kremlin no quiso confirmar esta noticia, pero tampoco desmintió que Putin fuese a reunirse con el cantautor. "El concierto de Paul McCartney en Moscú es un hecho mayor para Rusia, cultural y políticamente", afirmó Alexandre Gafin, vicepresidente del banco Alfa que patrocina el show. Los organizadores hablan del concierto como un acontecimiento histórico. "El triunfo de la democracia en Rusia no será total mientras Paul McCartney no haya cantado en la Plaza Roja", comentó Gafin. Sin embargo, el triunfo total de la democracia en Rusia será impedido por el alto precio de las entradas. Hasta 20 mil rublos (unos 600 dólares) deberá desembolsar el público por un lugar en los palcos. Por unos seis mil se consigue un asiento y por mil -una cuarta parte de un salario mensual promedio- un lugar de pie. El ex beatle y su esposa Heather Mills asistieron el jueves a una ceremonia en el Conservatorio de San Petersburgo, la institución musical más antigua de Rusia, donde fue nombrado profesor honorífico. La audiencia rompió con la tradicional etiqueta y recibió a McCartney con una aclamación y aplausos ruidosos y prolongados. "Su música demostró que no hay música para la elite, sino música para todos", dijo Valentina Matvienko, la enviada regional del presidente Vladimir Putin. La canción "Back in the USSR", escrita con John Lennon, fue criticada por la frase de su letra "you don't know how lucky you are" ("no saben cuánta suerte tienen"), que muchos han interpretado como un encomio al sistema soviético. McCartney dijo que la posibilidad de poder visitar finalmente Rusia fue "un sueño durante muchos años. He escuchado muchas historias de Rusia e imaginaba al pueblo ruso misterioso y frío, pero ahora sé más", aseguró. "Durante la Guerra Fría nos fascinaba la idea de que la gente conociera canciones de los Beatles en Rusia", comentó el ex beatle. Para los fans que en la clandestinidad soviética intercambiaban cintas de los cuatro de Liverpool, un sueño se hace realidad. "Los Beatles marcaron mi cultura musical", comenta entusiasmado Mijail Seslavinski, ahora viceministro de Prensa. Algunos grupos no participan en el revuelo generado por "Macca" en Moscú. Hace una semana, en una carta abierta, comunistas y ultranacionalistas rusos le habían pedido a McCartney y al alcalde de Moscú que anulase el concierto. "Nos parece absolutamente insensato y blasfemo que haya un concierto de rock en un cementerio tan especial donde reposan Stalin, Lenin, Breznev, Gagarin y tantas otras eminentes personalidades", decía la carta. Partidos de derecha e izquierda en el Parlamento intentaron en vano impedir que la fiesta se celebrara en la tumba de los padres fundadores comunistas. "La Plaza Roja vio tantos tiranos, que ahora debería acostumbrarse a la cultura", consideró en cambio el hombre de negocios Umar Dashabrailov.
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