Las esperanzas de encontrar más sobrevivientes en medio de la devastación causada por el terremoto en Argelia se desvanecían ayer, mientras el número de muertos superaba los 1.600 pese a los frenéticos esfuerzos de trabajadores extranjeros y perros amaestrados. El único momento de alivio fue cuando una bebita de dos años y medio fue rescatada con vida de entre los escombros de un edificio de apartamentos, uno de los muchos que se desplomaron a causa del sismo del miércoles último en la noche, el peor sufrido por el país en más de una década. Una débil señal de esperanza vino con el rescate ayer de la bebita identificada como Yousra Hamenniche, quien sobrevivió atrapada en un agujero en lo que fue el techo del edificio de apartamentos en el que vivía, que se desplomó como un gran acordeón cuando se produjo el sismo. Pero este rescate más de 36 horas después del terremoto tenía un sabor agridulce para su padre, pues otros seis miembros de su familia seguían desaparecidos. El primer ministro Ahmed Ouyahia dijo que los muertos confirmados eran hasta ayer más de 1.600. Aunque señaló que unas 4.200 personas fueron rescatadas vivas de los escombros, advirtió que "se espera que suban las cifras de víctimas". La agencia noticiosa estatal APS dijo que 7.207 personas habían sido registradas como heridas a causa del terremoto, que tuvo magnitud de 6,7 grados en la escala Richter. La Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, que tienen sede en Ginebra, dijeron que el saldo de muertos podría llegar a 2.000 a medida que los equipos de rescate descubran más víctimas en pueblos ubicados en la densamente poblada costa mediterránea del país norafricano. Funcionarios dijeron que la región más afectada por el terremoto fue Boumerdes, al este de Argel, donde había unos 835 muertos y unos 1.200 seguían desaparecidos ayer. Brigadas de rescate, con experiencia en otros terremotos, llegaron de varios países europeos y trabajaban en todo el pueblo de Boumerdes utilizando perros amaestrados y equipos especiales de escucha para encontrar sobrevivientes entre las ruinas. "!Busquen, busquen!", decía uno de los socorristas a sus perros mientras éstos desaparecían en una masa de concreto derrumbado de lo que fue un edificio de cuatro pisos. Pero, con la temperatura por encima de los 30 grados centígrados, nadie creía que las posibilidades de supervivencia sean buenas. Junto con los especialistas en rescate se movilizaban residentes locales, que en algunos casos no tenían más herramientas que martillos y las manos. Residentes dijeron que hombres y mujeres estaban en muchos casos en habitaciones separadas cuando se produjo el sismo, pues los varones estaban reunidos para ver el partido de fútbol Porto-Celtic por la Copa Uefa y las mujeres estaban preparando la cena. En Boumerdes, barrios enteros estaban desiertos. Tiendas y restaurantes quedaron abandonados y el único sonido era el ladrido de los perros. (Reuters)
| Un voluntario descansa en medio de los escombros. | | Ampliar Foto | | |
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