| | cartas Ayuda a los inundados
| Viajamos a Santa Fe pensando en cómo estará todo, qué podremos hacer, si servirá de algo, y muchos interrogantes más que nos acompañaban durante todo el viaje. Sentíamos una inmensa necesidad de hacer algo que colabore y mejore la situación en la que se encuentran nuestros compatriotas santafesinos. Pero llegamos y desapareció ese pensamiento, todo lo racional y quedó lo emocional, con un nivel de comprensión que no esperaba. Mientras caminábamos por el barrio Villa del Parque no podía evitar esconder las lágrimas por lo que estábamos vivenciando. Estuvimos un día y pudimos ayudar a una sola familia y me dije a mi misma: no pudimos hacer nada. Luego me respondí: qué ingenua, nosotros en un día queríamos reparar lo que estas familias habían construido durante toda su vida. Y ahí comprendí el por qué de lo indescriptible. Porque era su vida, porque era su construcción, era particular y privado. Cada acto de nuestras vidas conlleva emociones, tristezas y alegrías, que nos constituyen en sujetos particulares, distintos, pero con iguales derechos, derechos que el Estado intenta devolver con un subsidio de 150 pesos mensuales por algunos meses. Y ahora, de vuelta en casa, me pregunto otra vez si nosotros como argentinos nada pensamos hacer. Nadie sabe si su ayuda llegó, pero todos nos quedamos tranquilos porque hicimos un acto solidario, llevamos ropa que no nos servía a algún centro y volvimos a casa a mirar por TV cómo seguía la historia de Santa Fe. Esta historia es nuestra historia, formamos parte. Ahora debemos exigir como ciudadanos que se esclarezca lo sucedido en cuanto a buscar los responsables de hacer oídos sordos a las previsiones y avisos hechos sobre la posible inundación y la devolución en cuanto a las pérdidas materiales de los damnificados. Melina Modarelli
| |
|
|
|
|
|
Diario La Capital todos los derechos reservados
|
|
|