Jerusalén. - Los atentados suicidas de los últimos días constituyen una amenaza directa para el primer ministro palestino Mahmud Abbas (Abu Mazen), presionado por Israel para que golpee con rapidez y fuerza a los grupos armados si no quiere desaparecer súbitamente del escenario político. "Políticamente, es una declaración de guerra contra Abu Mazen para que demuestre que reina en el terreno, que es el jefe de los palestinos", afirmó el portavoz del gobierno israelí, Avi Pazner, en referencia a los cinco atentados suicidas que costaron la vida de 12 israelíes, además de los cinco kamikazes, entre el sábado y el lunes. "Si quiere continuar siendo premier, no tendrá otra alternativa que confrontarse" con estos grupos". Los cuatro primeros atentados fueron reivindicados por el Hamas, pero el quinto, que se produjo el lunes por la noche en Afula (norte de Israel), fue reivindicado por el movimiento integrista Jihad islámica, especialmente por las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa. Las brigadas son un grupo armado vinculado al Fatah, el propio movimiento de Abbas, lo que quiere decir que el nuevo primer ministro no sólo es desafiado por los islamistas, sino también por miembros de su propia corriente política. "No tiene un tiempo ilimitado. Perderá credibilidad si esto (los atentados) continúa", explicó un diplomático que pidió permanecer en el anonimato. "Digo semanas, no meses", dijo. Del lado israelí se evita dar indicaciones temporales. Pero está claro que el tiempo de Abbas está contado. Hasta ahora, el gobierno de Ariel Sharon reaccionó a los últimos atentados "con moderación, para dejarle la ocasión de probar que puede controlar la situación", explicó Pazner. De hecho, el Estado hebreo no lanzó ninguna operación de envergadura. "Si vemos que es serio combatiendo el terrorismo, entonces podremos mostrar más moderación y darle más tiempo. Pero si vemos que no pasa nada, deberemos hacer el trabajo nosotros mismos", aseguró. Durante su discurso de investidura, el 29 de abril, Abbas se había comprometido a desarmar a los grupos palestinos, como lo exige el último plan de paz internacional, la "hoja de ruta", que su gobierno aceptó. El lunes Abbas hizo importantes nombramientos a la cabeza de la policía. Sin embargo, retomar las riendas de los servicios de seguridad será una tarea larga. Los palestinos se irritan por el hecho de que los estadounidenses y los israelíes exigen que Abbas aplique la "hoja de ruta" para poner fin a la Intifada cuando el Estado hebreo ni siquiera aprobó el plan.
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