Año CXXXVI
 Nº 49.848
Rosario,
miércoles  21 de
mayo de 2003
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Baja visión
Lupa, anteojos y rehabilitación óptica

Biromes con luz y relojes con números ampliados son algunos de los objetos que hacen más fácil la vida cotidiana de quienes tienen la visión disminuida. Entre las causas más frecuentes de baja visión, el 50% corresponden a degeneración macular o maculopatía, presente generalmente en personas de edad avanzada. Si bien para estos casos no existe una solución definitiva, algunas lupas o anteojos especiales contribuyen a mejorarla. A estos se suman los ejercicios de rehabilitación que sirven para aprovechar al máximo la visión remanente.
Además de la maculopatía la baja visión puede ser causada por diabetes, hipertensión arterial y presión ocular elevadas, infecciones, tumores cerebrales u oculares y enfermedades de origen hereditario como la retinosis pigmentaria, o congénitas como el albinismo.
Los técnicos superiores en óptica, Carlos (h) y Jorgelina Gallo, especialistas en baja visión y rehabilitación visual respectivamente, explicaron a La Capital cuáles son las soluciones disponibles para quienes padecen dificultades visuales.
"Las primeras señales de la disminución visual pueden estar dadas por la dificultad para reconocer un rostro familiar, para leer y distinguir objetos u obstáculos. Quienes tienen este problema retienen una porción de visión utilizable. A partir de ello, el especialista ayuda en la búsqueda de dispositivos ópticos que maximizan ese remanente", aclaró Jorgelina. Para esto se utilizan instrumentos de alta precisión, tales como lupas, anteojos especiales (microscópicos, telescópicos), y hasta magnificadores electrónicos (circuito cerrado de televisión que amplifica la letra).
La selección de uno de estos dispositivos depende de cada necesidad. "Si la persona quiere leer un libro o el menú de un restaurante, necesitará una lupa; mientras que usará un anteojo telescópico para ver una película o asistir al teatro".

Ayudas no ópticas
A la hora de mejorar la capacidad de visión, Carlos Gallo (h) ofreció unos consejos prácticos. "A la hora de la cena, buscar que haya un contraste entre el plato y el mantel, ya que quienes padecen de maculopatía han perdido casi por completo la posibilidad de diferenciación. Otra recomendación es pintar de un color el borde de las llaves de luz, que por lo general son de tonos claros", ejemplificó.
Entre los objetos que facilitan la visión mencionó los relojes amplificados, biromes con luz y naipes con los números y símbolos impresos en mayor tamaño. "Las ayudas ópticas y no ópticas por separado no resuelven el problema, conviene utilizarlas complementadas entre sí", agregó el especialista.
Otro de los recursos disponibles es la rehabilitación, que se basa en la enseñanza de habilidades para conducirse con seguridad en la vida cotidiana.

Visión central
La degeneración macular o maculopatía afecta una zona específica de la retina, llamada mácula, responsable de la visión central. Esta es un área de 1 x 1,5 milímetros, donde se concentran las células (conos) que permiten percibir los detalles. En estos casos ve una mancha central borrosa, y no percibe bien los colores.
La otra zona de la retina es la periférica, que sirve para percibir los objetos en la penumbra y brinda la visión lateral, ampliando el campo visual.
La patología comienza habitualmente con la aparición de pequeñas lesiones en forma circular en la retina, en forma de puntos. Este puede ser el primer signo de la afección.
Si bien en los comienzos no presenta síntomas evidentes, a medida que avanza, la mácula va perdiendo la morfología habitual y con esto, aparecen las alteraciones.
Las maculopatías evolucionan hacia dos formas: un 80% desarrolla un tipo seco o atrófica, de lenta evolución. Frente a ella no existe un tratamiento efectivo, aunque sí las ayudas ópticas y no ópticas mencionadas. El otro 20% desarrolla una forma húmeda o exudativa, que provoca el derrame de sangre y fluidos en la retina, deformando la anatomía de la misma. Esta se puede tratar con rayo láser (estudio de fotocoagulación) o por medio de la terapia fotodinámica (previene la pérdida de la agudeza visual y de la visión de contraste).
A pesar de que aún no se ha encontrado la forma de revertirla -ya que la causa que la origina no está bien determinada-, Carlos y Jorgelina Gallo ofrecieron una serie de consejos para la prevención: \u Evitar los factores de riesgo, como el cigarrillo, la hipertensión arterial y el elevado colesterol.
u Ingerir una dieta rica en proteínas.
u Administrar antioxidantes por vía oral.
u Promover el uso de lentes con filtros ultravioletas.



Las biromes con luz facilitan la escritura en algunos casos.
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