Orlando Verna / La Capital
Con el objetivo de presentar su nuevo disco recopilatorio de los tres trabajos solistas anteriores, María Gabriela Epumer empuñó su guitarra roja y negra en la gélida noche del sábado. La sala Lavardén lució sus bellísimos frescos para que la ex Viudas e Hijas y la actual primera guitarra de Charly García muestre "The Compilady", un paseo musical por los caminos del pop y el rock que los años 80 supieron legar, esta vez hermanados a sonidos electrónicos y romances de pentagrama. Agudas melodías y el punteo casi perfecto de Fernando Kabusaki acompañaron al primer tema del set, uno nuevo que aún no tiene nombre. Hay un repliegue sobre las letras románticas para asegurar que "querer es poder" y hablar de la defensa de las ilusiones. Guitarras funkys precedieron al dedo acusador de "Otras vidas" que tras su poesía descarnada acabó convirtiéndose en rock furioso. "Despacio" fue imponiendo su cadencia redonda, lejos del remix, para que la sensualidad de Mapu susurrara una historia sobre los locos de amor. Las novedades ya habían iniciado el show pero no tardaron en mostrar el actual rostro de la ex Viuda e Hijas. Obviamente que "Cita especial", el tema nuevo de "The Compilady", no tiene el desparpajo de años idos pero sí algunos detalles naif equilibrados con los sonidos vibrados de Kabusaki y los teclados de Matías Mango. Entre tanto planetaepumer emergió la figura de Luis Alberto Spinetta. Casi con reverencia y luego de comentar que "lo estamos rememorando", la banda se descolgó con "Una sola cosa", un rock fuerte de "Privé" cargado de reminiscencias del rock progresivo con toques sinfónicos de la bisagra entre los 70 y los 80. Una ocasión que Kabusaki no desaprovechó para desplegar su formación frippiana. A esa altura y vía la base rítmica imponente de Lautaro Guida en bajo y Silvio Otolini en batería, el tema fue una excelente elección para ofrecerle al público un poco de calor, luego de la larga espera y de bajas marcas de temperatura. Las canciones de amor con base de música internacional volvieron con "Perfume", un tema con un interesante in crescendo que hizo de ladero de "Foxtrot", una forma extraña de encadenar al Roquenroll ochentista con el Daniel Melero electrónico de los 90. De su pluma llegó "Quiero estar entre tus cosas". La contemplación y el romanticismo le abrieron paso a un pop más urbano de coros con ecos y un nombre cuanto menos cómico: "Chuky". La somnoliencia de ver cómo el tiempo pasa quedó reflejada en "Espero que el sol salga" mientras las guitarras sonaban trágicas, un buen momento para levantar a la distante platea a través de "Otro lugar", un rock con aristas de flower power en su música y en su letra. Casi preguntándose los por qué de una tan retraída respuesta del público rosarino, Epumer anunció el final del show. Una combinación de country, guitarras de sonidos oxidados y teclados electrónicos instalaron los ochenta con "Voy a tener que buscarte". Los vítores del epílogo pusieron en evidencia el rito desnudo del bis inexorable. "No nos íbamos a ir así", casi reclamó Mapu y descargó un clásico de su hoy compinche de escena. "No te animás a despegar" recordó al mejor Charly García. Quizás solemne, la versión alcanzó su verdadera dimensión en los solos de Kabusaki y Epumer, y su dulce voz. "The Compilady" pasó casi entero por la Lavardén, y si bien no despertó furor en el público sirvió para despegar a la Epumer de la simple asociación garciana que las masas hacen de su críptica, cálida, cándida e inteligente figura.
|  Epumer tocó casi todo "The Compilady" y un poco más. (Foto: Hugo Ferreyra) |  | Ampliar Foto |  |  |
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