Año CXXXVI
 Nº 49.843
Rosario,
viernes  16 de
mayo de 2003
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La memoria y un barco

Tuvimos un barco, el "Ciudad de Rosario", con 3.000 plazas conducido hasta nuestra ciudad por un capitán argentino. Viajó hasta Buenos Aires y siempre navegando entró a las aguas del Paraná para arribar al puerto de Rosario. Venía equipado y en forma. Prestó servicios, explotado por el Departamento Ejecutivo de la Municipalidad de Rosario. Muchos escolares gozaron de los viajes por el Paraná y así conocieron sus costas. También posibilitó que los empleados municipales pudieran arribar a la isla, donde tenían un lugar para el descanso y recreación. ¿Qué pasó con el "Ciudad de Rosario"? El odio que ha enfermado a nuestro pueblo durante décadas pudo más que la racionalidad. Comenzó una despiadada campaña contra Carballo. Era necesario que desapareciera uno de los logros: el barco, donde se habían celebrado convenciones, seminarios de profesionales, congresos; todo por permitirlo sus comodidades. Las autoridades de facto, que no le permitieron a Carballo asumir como gobernador elegido por el pueblo, dejaron de cumplir las obligaciones contraídas y decidieron desprenderse del mismo a un precio vil, argumentando que no era adecuado al fin propuesto. Se lo trató como "chatarra", pero la verdad saltó a la vista de aquellos azorados rosarinos, que vieron perderse un barco, adquirido por una empresa que lo afectó al transporte de pasajeros entre Buenos Aires y Montevideo, explotación que lo tuvo de protagonista durante años. Hoy que como santafesinos vivimos la tragedia desatada en la ciudad capital y en numerosos pueblos de la cuenca del Salado, nos preguntamos: ¿cuánto hubiera ayudado a esos argentinos para evacuarlos y alcanzarles la mínima ayuda que tienen derecho a pedir, después de tanta e irresponsable desidia? Una vez más, que la memoria no nos abandone. Rescatarla es nuestra obligación. Que el ejemplo de los que supieron gobernar nos ilumine.
Juan Bautista Santiago Pistone


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