 |  | Frustrado intento de robo al hijo de un camarista
 | Ya eran las siete de la mañana y el hijo del camarista Ernesto Pangia bajó desde su departamento céntrico para buscar su auto en una cochera vecina mientras su hermana lo esperaba para ir juntos a trabajar a los Tribunales. Pero apenas el muchacho entró en la playa de estacionamiento y se subió al vehículo, un hombre encapuchado lo obligó a ubicarse en el asiento trasero. Ante la demora en regresar al departamento, la hija del camarista fue hasta la cochera. Pero salió corriendo al percatarse del intento de robo. Entonces, al maleante no le quedó otra alternativa que abandonar el lugar sin llevarse nada. Ariel Pangia, de 22 años, salió de su departamento de 3 de Febrero y Buenos Aires y caminó hasta una cochera vecina. Apenas se sentó en su Renault Clío, un hombre con el rostro cubierto por una capucha lo encañonó con un arma y lo obligó a sentarse en la parte trasera del auto. En tanto, su hermana Carolina, de 26 años, esperaba impaciente el arribo de Ariel para ir a trabajar. Ante la demora, Carolina fue hasta la cochera y una vez allí los gritos de Ariel la paralizaron. "Andate que me están robando", exclamó el hijo de uno de los miembros de la Sala 1ª de la Cámara de Apelaciones en lo Penal. Asustada, Carolina salió corriendo. Detrás de ella lo hizo el maleante, que se esfumó sin llevarse nada. Pero la historia no terminó allí. Ariel salió a buscar a su hermana y, como no la encontró, creyó que "la habían secuestrado". Entonces llamó a su padre para comunicarle la noticia de la desaparición de la chica que se había escondido atemorizada en un comercio de la zona.
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