| | Murió el hincha que sufrió un ataque en la cancha de Ñuls El hombre de 66 años había quedado encerrado solo en el estadio durante seis horas y sin atención médica
| Ramón Maritano, el hincha de fútbol que el viernes 2 de mayo pasado sufrió un accidente cerebrovascular en el estadio de Newell's Old Boys (NOB), falleció ayer tras una larga agonía. El hombre, de 66 años, había quedado encerrado toda la noche en la cancha, sin que nadie advirtiera su presencia y recién fue hallado por su propio hijo a las 5 de la mañana del día siguiente. Ayer, a las 12.45, se registró el deceso de Maritano. El paciente había sufrido un accidente cerebrovascular y luego debió ser intervenido quirúrgicamente para extraer un coágulo que se le formó en el sector izquierdo de la cabeza. "Ayer (por anteayer) había estado un poquito mejor y había movido una pierna. Pensamos que podía salir adelante", comentó a La Capital Adalberto, el hijo del hincha fallecido, poco después de ocurrida la muerte. El paciente ingresó el 3 de mayo pasado a la sala de terapia intensiva del Hospital Italiano, y permaneció durante diez días en estado reservado. Maritano sufrió una descompostura mientras se desarrollaba el partido entre Ñuls y San Lorenzo, donde los rojinegros terminaron imponiéndose por 2 a 1. El hincha quedó sentado en su butaca en la platea baja del sector oeste, en la zona conocida como la visera vieja. Progresivamente el estadio se fue vaciando. Las luces se apagaron y Maritano quedó solo y encerrado en la cancha. A medida que las horas transcurrían y viendo que Maritano no regresaba, sus familiares iniciaron la búsqueda por hospitales, sanatorios y seccionales. El hijo de la víctima recién logró ingresar al estadio alrededor de las 5 de la madrugada, cuando encontró al sereno del club, Gustavo Lombardi, en uno de los portones del estadio. El empleado de Ñuls se negó a encender las luces de la cancha, por lo cual Maritano debió buscar a su padre entre las butacas y a oscuras. "Es insólito que haya ocurrido una cosa así", aseguró a poco de ocurrido el hecho el gerente de Ñuls, David Oliveri. Pero inmediatamente admitió que "es habitual que luego de un partido se vayan apagando las luces de la cancha y quede un montón de gente dando vueltas adentro". La esposa de la víctima, Elida Orazi, consideró que si su marido hubiera recibido atención médica inmediata y "no hubiera quedado abandonado durante más de seis horas", podría haberse recuperado. La Justicia investiga el caso.
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