Patricio Di Palma, con el Torino motor Cherokee que construyó su inolvidable padre Luis Rubén, se impuso ayer en la quinta competencia del año de la categoría Turismo Carretera que se disputó en el autódromo Oscar Gálvez, de Buenos Aires, por el Trofeo Jorge Cupeiro. En un final emocionante en todo sentido, el menor de los hijos del recordado Loco Di Palma se adjudicó en forma brillante la carrera en el máximo escenario de competición nacional con un tiempo de 46m.46s.758/1000 a un promedio de 173,953 kilómetros por hora, tras recorrer en 24 oportunidades el trazado de 5.651 metros de extensión. El podio de lo que seguramente se constituirá en inolvidable carrera lo completaron Gabriel Ponce de León a 318/1000 y Rafael Verna a 1s.684/1000, ambos con Ford Falcon. Por su parte, el puntero del campeonato, Christian Ledesma (Chevrolet), debió abandonar en las últimas vueltas de la carrera por rotura del motor. También debieron desertar Diego Aventín (Ford Falcon), Marcos Di Palma (Chevrolet), Juan Manuel Silva (Ford Falcon), Roberto Urretavizcaya (Chevrolet), José Luis Di Palma (Chevrolet) y Emanuel Moriatis (Ford Falcon), entre otros. De acuerdo con este resultado el campeonato sigue liderado, pese al abandono, por Ledesma con 77,50 puntos, seguido por el tricampeón Ortelli con 67 y Ernesto Bessone con 63,50 unidades. Las series selectivas fueron ganadas por Gabriel Ponce de León (Ford Falcon), Patricio Di Palma (Torino Cherokee) y Henry Martin (Ford Falcon). Desde el comienzo hasta el final el gran protagonista fue Patricio Di Palma tripulando la unidad Torino, que construyó en sus comienzos su recordado padre Luis Rubén, ídolo indiscutido del automovilismo argentino. Ayer, pese a su ausencia terrenal, estuvo en la boca, la memoria y los ojos llorosos por la emoción de la multitud presente en el Oscar Alfredo Gálvez. Cuando el banderazo final cayó sobre el Torino rojo número 19 marcando el triunfo de su hijo Patricio, la alegría y la emoción surgieron simultáneamente de todos los sectores de las superpobladas tribunas. Así aparecieron flameando las banderas representativas de Ford, Chevrolet, Dodge, por supuesto el vigente Torino y de muchos que acompañaron la multitudinaria convocatoria sin preferencia de marcas. Sin duda, lo que se dio fue un reconocimiento unánime para El Pato Di Palma, que se consagró ganador con un manejo prolijo y arriesgado también cuando lo necesitó, al comando de lo que se reconoce como el auto del pueblo. El Torino, a la vez que fue construido por el ex múltiple campeón Luis Ruben Di Palma, desaparecido trágicamente tras la caída del helicóptero particular que tripulaba, se sigue considerando en el ambiente automovilístico e industrial como el mejor producto nacional surgido en la década del 70. Presagiando el final y con el espíritu humanitario y solidario que siempre tuvo Luis Di Palma, el Toro rojo junto con su rostro pintado en el techo con una bandera argentina llevó en la luneta la inscripción "Todos por Santa Fe", en apoyo a los damnificados por la terrible inundación, dejando de lado cualquier aporte publicitario. El Pato resultó el mejor desde el principio al fin, ya que tras liderar hasta la mitad de la carrera fue superado por Henry Martin (Ford Falcon) y tras aguantar el cachetazo volvió a la punta faltando dos vueltas. El sanjuanino, también de gran manejo, lo pudo doblegar nuevamente hasta que en la anteúltima vuelta Di Palma en forma arriesgada y brillante a la vez lo superó en pleno curvón al estilo de su padre. Un toque entre ambos en el último giro tuvo final feliz para el arrecifeño y desazón para el sanjuanino, que quedó afuera tras el gran esfuerzo. El podio lo completaron también en forma meritoria Gabriel Ponce de León y Rafael Verna, ambos con Ford Falcon. (Télam)
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