Paul McCartney fue el artífice de dos hechos históricos en Roma. En la misma arena sobre la cual gladiadores pelearon frente a bestias salvajes hasta morir, el ex beatle llevó anteanoche el rock and roll por primera vez al Coliseo de Roma, y anoche, frente a medio millón de personas, se presentó en un concierto gratuito en el Foro Romano, con el Coliseo iluminado como telón de fondo.
Durante el primero de los recitales, con un repertorio nostálgico atravesado por vastas referencias a los Beatles, cautivó anteanoche a cerca de 400 personas que presenciaron un concierto íntimo, acústico, inolvidable y algo elitista, ya que los espectadores pagaron unos 1.000 euros por cabeza. "Entiendo que es la primera vez que hay una banda en el Coliseo, desde los cristianos", bromeó McCartney con la audiencia, en referencia a la persecución de los primeros cristianos por las autoridades romanas.
La velada empezó con gran atraso (las pruebas de luces y sonido casi no habían terminado a las 21 locales, hora prevista para el comienzo del concierto) pero con el primer número, el beatlesiano "I've Just Seen a Face", inmediatamente sumergió al público en un clima de años sesenta.
Vestido con jeans, remera roja y saco azul eléctrico, el ex beatle saludó a los presentes con un "Benvenuto al Colosseo" en un no muy correcto italiano, seguido enseguida con la admisión de no dominar muy bien la lengua de Dante Allighieri.
Iluminado en tonos anaranjados, el concierto tuvo una atmósfera íntima a pesar de lo inmenso del espacio. En su apogeo, hace unos 2.000 años, el Coliseo albergaba unas 80.000 personas, pero el sábado sólo 400 personas pudieron disfrutar del show benéfico.
Invitados VIP y beneficencia
"Este es un hermoso, hermoso lugar", dijo la estrella de 60 años a la audiencia de invitados VIP y algunos pocos afortunados que consiguieron asientos subastados en la Internet. Los ingresos de la subasta irán, en parte, a Adopt a Minefield (Adopta un campo de minas), organización de beneficencia comandada por la esposa de McCartney, Heather Mills, y en parte a proyectos arqueológicos en Roma.
La segunda canción del programa fue "Honey Don't" de Carl Perkins, uno de los reyes del rock and roll del que el ex beatle se ha asegurado los derechos.
Sir Paul recordó luego al amigo George Harrison con "All Things Must Pass", escrito por el difunto beatle y que interpretaba por segunda vez después del concierto tributado después de su muerte en 2001.
"Every Night" de McCartney llegó después de "Blackbird" y antes de "We Can Work It Out", "Carry That Weight" y "Fool on the Hill", piezas señeras del repertorio beatle.
De la guitarra, McCartney pasó al piano para dedicar el motivo siguiente a "mi bella esposa Heather" sentada entre el público. Era "Your Loving Flame" y fue como una pausa de romanticismo dentro de la velada.
Además de su innegable protagonismo musical, lo secundaron eficazmente Rusty Anderson y Brian Ray en guitarras, Paul "Wix" Wickens en teclado y Abel Laboriel, Jr. en percusión.
Tras quejarse de no disponer de la mejor vista sobre el Coliseo, a pesar de la redondez del monumento, McCartney entonó su primera canción como solista tras la disolución de los Beatles, "Everyday", y seguidamente "Here Today" escrita "después de la muerte de mi amigo John Lennon".
El programa prosiguió con una cover de George Harrison, "Something", y una titubeante "Eleanor Rigby" que recomenzó a los pocos compases, excusándose y provocando la risa afectuosa del público. Después le tocó el turno a su propia "Calico Skies", a la mítica "Michelle" y a "Two of Us".
Llegado el momento tan esperado del paréntesis italiano, McCartney cantó primero la versión original y luego en inglés la tantas veces negada "Volare", de Domenico Modugno ("no es seguro que la cante", había dicho apenas pisado el suelo de Roma).
A partir de ese momento, la velada abandonó el tono triste y melancólico para adquirir un aspecto de típico concierto rock con canciones de los Beatles como "Can't Buy Me Love", "Let it Be" y "Hey Jude" que Paul invitaba a los presentes a cantar con él en coro y luego separadamente a hombres y mujeres. "Rock the Colosseum", gritó en inglés cerca del final de su actuación.
La apoteosis llegó con "Yesterday" y "Lady Madonna" y con una desencadenada "I Saw Her Standing There" (estos dos últimos fuera de programa) que hicieron delirar al público que no dejó de aplaudir.
Con un "Arrivederci Roma" y un beso a su mujer, Paul McCartney se despidió de los presentes.
En el segundo de los shows, anoche McCartney ofreció un concierto gratuito en el Foro Romano, adonde desde ayer a la madrugada había llegado ya la avanzada cantidad de 200 mil personas aguardando por un lugar. La organización del encuentro informó anoche que alrededor de 500 mil personas presenciaron el recital que tuvo una duración de dos horas y media y que abrió con "Blackbird", un tema del "Album blanco" de los Beatles.
Los ingresos por la venta de los derechos televisivos de ambos conciertos -que forman parte de la gira de McCartney, "Back in the World"- irán a una misión arqueológica italiana en Irak, que pretende ayudar a que el saqueado Museo Nacional Iraquí de Bagdad pueda volver a funcionar.