| | Cinco tiros en la casa de los padres de un chico asesinado Nueva amenaza a la familia de Cristian Espinoza, que murió hace 13 meses en Vera Mujica al 3400
| La familia de Cristian Espinoza enfrenta una serie de amenazas que comenzaron después del crimen de su hijo, en abril del año pasado. La madrugada del domingo, el matrimonio y sus hijos se despertaron con cinco disparos en el frente de su casa y una nota intimidatoria para que abandonen el seguimiento de la causa judicial que permitió recuperar la libertad al autor del disparo. La familia Espinoza denunció amenazas telefónicas inmediatamente después de la muerte de Cristian. A los pocos días, fue amenazado el hijo mayor. Pero a fines del año pasado, Nora Ojeda, mamá del muchacho, realizó dos denuncias por secuestro, golpes y amenazas con fines intimidatorios. El ataque de ayer ocurrió a la madrugada, un horario en el que la familia no contaba con protección policial. En el frente de la casa quedaron incrustados cinco disparos y una nota intimidatoria, indicó uno de los dos abogados de la familia, Sergio Dicicco. Las cápsulas de los balazos quedaron frente a la vivienda, en pasaje Caaguazú al 3900, a la altura de Lavalle al 3300. Fueron secuestradas y pasaron a formar parte de la denuncia que la familia Espinoza realizó ayer en Tribunales. La muerte de Cristian ocurrió el 12 de abril, un día después de recibir un disparo de escopeta a la altura de los genitales a tres cuadras de su casa, en Vera Mujica al 3400. Su familia sostiene que fue herido a quemarropa cuando orinaba detrás de un camión. La herida provocó que Cristian se desangrara a pesar de la atención médica. La versión del autor del disparo, Sergio Boja, indicó que el muchacho intentaba robar el camión. El camionero fue sobreseido en un fallo duramente cuestionado por la fiscal Cristina Rubiolo y el fiscal de Cámaras José María Peña, quien apuntó contradicciones y distintas versiones en el relato del transportista, además de fallas en las consideraciones que realizó el juez a cargo de la Instrucción de la causa. Entre los vaivenes judiciales, Boja recuperó la libertad tras pasar tres meses detenido. Desde el inicio la familia Espinoza reclamó que se investigara lo ocurrido como un homicidio simple. Organizaron marchas y protestas frente a Tribunales, donde Nora Ojeda se encadenó al enterarse de la liberación del hombre que había disparado contra su hijo y de su sobreseimiento. En noviembre pasado, Ojeda denunció que fue raptada por dos hombres en un Volkswagen Polo color gris que la llevaron hasta Soldini. En el trayecto fue golpeada y amenazada de muerte, según declaró a la jueza Carina Lurati. Un mes después denunció el segundo secuestro. Esa vez la halló un pescador en un paraje solitario ubicado entre San Lorenzo y Puerto San Martín. Tenía lesiones en sus brazos y piernas, y marcas de ataduras en la muñecas y en el cuello. La denuncia se hizo en el juzgado de Instrucción de San Lorenzo, donde constataron las lesiones. Pocos días después de la muerte de Cristian, su hermano mayor recibió una amenaza para que la familia no alentara la acusación contra Boja.
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