Año CXXXVI
 Nº 49.839
Rosario,
lunes  12 de
mayo de 2003
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Un joven baleó a un ladrón que robó un comercio
Le pegó un escopetazo. El asaltante fue del autoservicio de barrio Godoy al hospital. Y allí lo encontró la policía

Un joven de 17 años que trabaja en un autoservicio de barrio Godoy hirió de un escopetazo a uno de los dos ladrones que asaltaron el comercio la noche del sábado. Las lesiones que le causó en una pierna funcionaron como un anzuelo para que la policía lo hallara cuando buscó asistencia médica. El otro ladrón está prófugo pero con datos ciertos sobre su identidad, ya que la dueña del local lo reconoció en el acto como un vecino de la infancia.
"¿A mí me venís a robar, Cristian?". Los gritos de indignación de la comerciante retumbaron en la esquina de Las Palmeras y Pasaje 1717, en el extremo oeste de Rosario, luego de que dos hombres armados asaltaran el autoservicio Marijú a las 20.30 del sábado. El local está ubicado en la ochava sureste y también abastece al limítrofe barrio Cabín 9 de Pérez. Es el cuarto robo que sufre su dueña, Natalia Vega, de 28 años, desde que hace diez meses se mudó al barrio con su compañero y sus tres hijas de 11, 9 y 7 años.
El sábado atendía a tres clientas cuando irrumpió la pareja de ladrones. Uno se quedó en la puerta y el restante entró. "¿A cuánto está la pulpa?", preguntó, al tiempo que recorría con la mirada el refrigerador con las carnes. La actuación no duró mucho. Enseguida esgrimió un arma y la apoyó en la frente de Natalia. Los 50 pesos que la mujer rescató de la caja registradora no lo complacieron y exigió más plata hasta que le entregó otros 20 pesos que llevaba en los bolsillos.
Los ladrones nunca cubrieron sus rostros. Por eso Natalia sintió que estallaba de indignación cuando reconoció en el joven de campera polar y gorra que actuaba de campana en la puerta a un vecino de su casa materna en barrio Triángulo. "Lo conozco desde que era así", dice mientras posa la mano sobre la cabeza imaginaria de un chico.
La mujer salió tras los asaltantes a los gritos y recriminándole a su viejo vecino que la hubiera asaltado "justo a ella", según describieron los vecinos. Los ladrones dieron la vuelta por Pasaje 1717 hacia el este. En la casa de al lado se toparon con Felipe Ramón Ayala, un joven de 24 años que había ido en moto hasta la casa de su ex mujer a buscar a su hijo de 8 años.
"Ya estaban por irse pero el nene volvió a entrar porque se había olvidado el cepillo de dientes", contó su mamá, Paola, de 22 años. De un culatazo en la nuca Felipe voló del asiento de su Honda Guerrero 70 y el maleante que había ejecutado el robo ocupó su lugar. El que había actuado de campana siguió a la carrera, se internó en la villa Los Olivos (Perón al 7000) y hasta ayer se desconocía su paradero.
Mientras tanto su cómplice se las veía en figuritas para poner la moto en marcha. En ese momento salió de la casa de familia ubicada tras el súper un joven de 17 años, Tito, que es conocido de los dueños y suele colaborar con Natalia por las tardes cuando su esposo se dedica al reparto de harina.
El muchacho se había ocultado en la vivienda al comienzo del asalto. Tomó una escopeta de caza calibre 12.70 propiedad del comerciante, Alejandro Lofredo, de 29 años, y le disparó en la pierna al ladrón. Luego, según vecinos, efectuó otros dos disparos al aire pero no pudo impedir que el delincuente escapara hacia el norte por Las Palmeras.Las perdigonadas fueron una trampa para el ladrón, que acudió a un hospital y terminó encarcelado. Según fuentes de la comisaría 32ª, primero se refugió en el asentamiento y llamó un remís. En el trayecto al hospital más lejano, el Eva Perón de Granadero Baigorria, armó con sus acompañantes una historia para que el ingreso al centro asistencial no lo delatara y resolvió decir que le habían disparado para robarle la bicicleta. Pero no contó con el oído atento del chofer, que luego reprodujo en la seccional lo que había escuchado. Así el sospechoso quedó detenido en su cama de hospital. Se llama Guillermo José Méndez, de 20 años. Ayer permanecía incomunicado con perdigonadas en ambas rodillas, pierna y antebrazo izquierdos que la tarde forzaron una cirugía.
También fue demorado Tito, quien quedó imputado de abuso de arma y lesiones. La policía sostuvo que el maleante herido respondió a balazos el ataque de escopeta, pero testigos del incidente afirmaron que el ladrón escapó sin hacer uso del revólver.



Natalia identificó a un asaltante, vecino del barrio.
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