Ricardo López Murphy (*)
En la noche del 27 de abril declaré que no iba a apoyar a ninguno de los dos candidatos justicialistas que competirían en la segunda vuelta del 18 de mayo. Desde esa misma noche hasta hoy me han preguntado muchas veces sobre el mismo tema y mi respuesta ha sido -y seguirá siendo- la misma. Entiendo por qué esta pregunta se reitera: en nuestro país las palabras de los hombres públicos se las lleva el viento y nadie tiene interés en recordar el valor de sus promesas. Esta es también una de las cosas que hemos venido a cambiar: la coherencia de las conductas -no la fosilización de las ideas- es un capital que debemos restablecer en la Argentina. Cuando se me pregunta cuál será mi voto personal digo y repito que no lo haré público. Tengo conciencia de la importancia que pueden tener mis palabras para mucha gente -nos votaron más de tres millones de personas- y debo tener la responsabilidad de no inducirlos a tomar una decisión, en un sentido u otro, que destruya la idea de no apoyar a ninguno de los dos candidatos. La pregunta, que también me han hecho, es si no me interesa quién gobernará la Argentina. La respuesta es muy simple: si no me interesara no hubiera fundado un partido, no hubiera sido candidato a presidente, no estaría participando en la campaña electoral para ayudar a crear una gran fuerza política con gobernadores, intendentes, diputados, senadores y concejales y no estaría anunciando mi decisión de presentarme como candidato a presidente en 2007. Tengo sobre este proceso mi opinión y la quiero transmitir con claridad. Nuestro país ha sido forzado, por los dirigentes del Partido Justicialista, ha resolver su fenomenal crisis interna nada menos que a través de una elección presidencial. Mi respuesta, a esta intención de crear el partido único con diferentes rostros, es seguir trabajando en la construcción de una gigantesca fuerza política de alternativa. Debemos resistir en la posición que estamos y darles a los argentinos otro camino, otra respuesta y una esperanza. Si es cierto que no se puede engañar a todo el pueblo durante todo el tiempo, en algún momento del futuro nuestra prédica triunfará, en defensa de los valores que intentan destruir estas prácticas perversas. A fin de evitar de alguna manera el perfeccionamiento de esta falta de transparencia democrática, propuse un debate de los dos candidatos que competirán el 18 de mayo. Hemos recibido una negativa como respuesta. No existe democracia en el mundo moderno en la que los candidatos no debatan, incluido los países de Latinoamérica. Sostengo que esta técnica de esconderse y no confrontar con el adversario, implica un retroceso en el nivel de nuestra cultura política y afecta seriamente la credibilidad del pueblo en sus instituciones y sus dirigentes. La idea de no expresar preferencia por ninguno de los dos candidatos tiene, además, otra razón, que en el fondo es una idea moral. Los votos que sostuvieron mi candidatura el 27 de abril fueron la expresión de hombres y mujeres libres que merecen ser tratados con respeto y no indicarles lo que tienen que hacer. Esta reunión formada por millones de voluntades dispersas, que se unieron para sostenerme como su candidato, viene de todas partes: peronistas, radicales, socialistas, conservadores, progresistas e independientes. Todos estamos desencantados de la vieja política, de las promesas incumplidas de los dirigentes con dos discursos y de la corrupción como forma normal de las costumbres políticas. Todos juntos empezamos el 27 de abril a construir un enorme espacio político para recrear la Argentina. Cada uno de nosotros, separadamente, expresará el 18 de mayo su voluntad. (*) Ex candidato presidencial de Recrear
| "Estamos desencantados de la vieja política", sentenció. | | Ampliar Foto | | |
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