| | cartas Santa Fe, más de 350 años después
| En 1651, trranscurridos 78 años desde su fundación, los habitantes de Santa Fe llegaron a la conclusión de que Cayastá no era un sitio adecuado por ser una zona inundable y épicamente procedieron a trasladar la ciudad, calle por calle, casa por casa, 100 kilómetros aguas abajo del Paraná, hasta su actual emplazamiento en la confluencia con el Salado del Norte. Hoy, 352 años después nos encontramos con que los terraplenes construidos al este de la población para protegerla del Paraná actuaron como una barrera para el desagote de las aguas del Salado que entraron por el oeste llegando hasta los techos de las casas de una planta, y nos preguntamos si esa fue una decisión acertada. Frente a cataclismos de la naturaleza de tal magnitud, es pueril culpar de imprevisión al gobierno actual y a los del pasado. Sin embargo, no deberíamos echar en saco roto esta lamentable experiencia; es necesario convocar a nuestras mejores inteligencias en las áreas de fisiografía, geografía, hidráulica, sociología, etcétera para diseñar un plan de acción para el mediano y el largo plazo. Jorge H. Nogueira
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