Mauricio Tallone / La Capital
Consumado otro acto de irregularidad de este Newell's ideado por el Bambino Veira, es pertinente formular otra vez -y van...- la pregunta más antipática de estas problemáticas: ¿Para qué están los rojinegros en este Clausura? A ojo de buen cubero y tirando de la cuerda con ligereza, decantar las respuestas de dicha incógnita cuando todavía faltan siete fechas por disputarse es precisamente jugarse un pleno sin reparar en las circunstancias que gobiernan el presente. Además tampoco sería prudente eliminar ansiedades por el lado de la crueldad y afirmar que por haber perdido el sábado merecidamente frente a Lanús este equipo apenas tiene rosca para alumbrar con su juego en contadas oportunidades. Quizás en esta última precisión deba ubicarse la autonomía futbolística con la que jugó y ganó hace algo más de una semana el partido frente a San Lorenzo en el Coloso. Aunque correr detrás de esos noventa minutos apenas habilitan que Newell's tiene algunos destellos individuales valorables para reforzar la meta de internarse en el plano internacional, más precisamente en la Copa Sudamericana, pero cuando las obligaciones imperan a revalidarlo siempre se queda rengo como en el sur bonaerense. Y como muestra esas dos caras de la moneda, la tendencia que se pega a la realidad es que Newell's está para ser un buen acompañante y no adoptar un rol protagónico. Dichos en términos más futboleros, es un equipo intermedio. En una noche inspirada se le da por tirar manteca al techo y camuflar sus falencias, pero en la próxima cita se le pasa el encanto y vuelve a escena la figura de voluntades dispersas sin un cuerpo colectivo que le haga de sostén. Frente a Lanús le pasó esto de manera inapelable. Porque se dejó arrastrar por sus recurrentes imprecisiones y cayó en la pendiente directa que flagela a los equipos cuya constante de supervivencia son los tropiezas y las levantadas sin capacidad para distinguir los momentos en el que tienen espalda para jugar con ese mecanismo. Se había escrito en el anuncio que el partido del sábado frente a los granates adquiría la dimensión de trascendente para proyectar el futuro inmediato de Newell's. De salir pipón en el rango estadístico y futbolístico de esa contienda, los rojinegros se hubieran colgado por mérito propio la medalla de los equipos confiables. Pero como hicieron otra vez equilibrio en en el hilo de los cuestionamientos retrocedieron posiciones y de ahora en más habrá que acostumbrarse a verlos tropezar y levantarse según el día y el partido.
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