Emilio Copolillo
El argentino Héctor Javier Velazco logró en las primeras horas de ayer la corona interina de los medianos de la OMB, pero justamente por la condición de provisional y, sobre todo, por la pobreza franciscana de su rival, el húngaro Andras Galfi, deberá revalidar estos laureles para poder realmente ser considerado un campeón. Y esa chance la tendrá en un plazo de seis meses cuando se enfrente con el auténtico campeón mediano OMB, el namibio Harry Simon (recuperándose de un accidente automovilístico) o si lo hace con el clasificado número uno, el alemán Bert Schenk. Su consagración en el Luna Park fue tan sencilla como no se recuerda otra en Buenos Aires y, quizá, en ninguna pelea titular de boxeador argentino en cualquier parte del mundo. Y es que fue tan pobre lo mostrado por el húngaro Galfi que necesariamente se debe empezar por el rival, para poder evaluar con claridad la tarea del muchacho nacido en Villa Gesell. ¿Cómo es que Galfi está clasificado cuarto en el ránking OMB, mucho más cuando su palmarés no registra victorias relevantes? Esa es la pregunta del millón porque a la luz de lo mostrado ayer no hay respuesta. Pareció menos, pero mucho menos, por ejemplo, de lo que fueron el bonaerense Mariano Carreras o el misionero Ramón Brítez, protagonistas de la pelea de semifondo por el título argentino de la misma división. La mejor victoria de Galfi fue hace seis años, ante el británico Glenn Catley, y desde allí logró 16 victorias sin relieve y sufrió seis derrotas, justamente ante los rivales más bravos: el francés Morrade Hakkar y la revancha con Catley. Y encima fue noqueado por el ignoto tanzanio Rashid Matumla. Esto, sumado a su propia confesión de que le faltó tiempo para prepararse hacían ampliamente favorito al argentino. Pero nadie se imaginaba una pelea tan despareja. Se sabe que la Organización Mundial de Boxeo no es justamente una de las entidades más prestigiosas y que en el pugilismo moderno se puede montar cualquier zafarrancho por el título que sea, siempre y cuando haya un canal dispuesto a televisar. A partir de esto, lamentablemente, hay que evaluar lo de Velazco. El no tiene la culpa de las limitaciones de su rival, pero tiene la mala suerte de militar en una categoría que en la Argentina alumbró nada menos que a Ricardo Calicchio, Andrés Selpa, Eduardo Lausse, Rafael Merentino, el inigualable Carlos Monzón, Hugo Corro, Juan Domingo Roldán y más aquí Jorge Castro. Las comparaciones muchas veces son odiosas, pero la sombra de estos campeones sobrevolará y es difícil de soslayar, tanto como la categoría de otros medianos de esta hora como el fenomenal Bernard Hopkins o los más terrenales William Joppy o Robert Allen. Pero tiene a su favor algunas cosas: es muy humilde y quiere ser "alguien", le gusta el gimnasio y tiene ganas de aprender, pese a que tiene 30 años, y no está golpeado. En el medio local les ganó a casi todos (Antonio Pérez, José Luis Saldivia, Raúl López, Marcelo Lamadrid, Juan Carlos Lettieri, Daniel Sclarandi, José Luis Loyola, Juan Italo Meza y Leonardo González), pero no se cruzó con los mejores (Mariano Carreras, Ramón Brítez, Marcos Silvano Díaz). Lo que marca la inteligencia con que fue llevada su carrera para quedar ubicado en tercer lugar en el ránking de la OMB, un organismo que tiene peso en Europa, Sudáfrica, México, Puerto Rico, Tailandia y la Argentina. Ayer ganó un título, pero ser campeón es otra cosa. Es un reconocimiento que da el mejor de los jueces: el público. Simplemente ganarse el respeto, como gustan decir los mexicanos. (Télam)
| Héctor Velazco se quedó con una victoria muy clara. | | Ampliar Foto | | |
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