| | Rosarinos en un negocio no tradicional, el vino
| Una firma rosarina, Finca del Rosario SRL, incursiona en un negocio poco tradicional para estas latitudes, la vitivinicultura. Se trata de una empresa de la familia Lowcewicz-Moncunill, que tiene a un joven contador, Andrés Lowcewicz, al frente del proyecto. Finca del Rosario acaba de lanzar al mercado local la línea de vinos Monteconejo, con materia prima que se obtiene de viñedos propios localizados en el valle del Tulúm, al pie de la cordillera de los Andes. El proyecto de lanzarse a la producción vitivinícola recoje un legado familiar, ya que un siglo atrás los ancestros por línea materna de Lowcewicz, unos catalanes de apellido Moncunill que inmigraron hacia la región cuyana e incursionaron en la producción de vid con la experiencia que habían atesorado en el Viejo Continente. La mamá de Lowcewicz emigró de San Juan tras el terremoto, pero la familia siempre mantuvo contacto con el lugar de origen. Con una inversión de 800 mil dólares la familia compró 150 hectáreas ubicadas en un valle. En esas tierras plantaron además de uva Syrah otras variedades: Merlot, Malbec, Cabernet Sauvignon, Sauvignon Blanc y Chardonnay. De la primera cosecha obtuvieron dos productos, Monteconejo Syrah y Sauvignon Blanc, que ya salieron al mercado con un precio de 7/9 pesos la botella de 750 cc. en vinerías. El canal de venta incluye restaurantes y vinerías, y la producción anual estimada para una primera etapa son unas 60 mil botellas anuales, aunque piensan llegar a 1.5 millón en el término de cinco años. El plan de negocios incluía la distribución de los vinos en Rosario y Santa Fe, pero la catástrofe de las inundaciones obligará a Finca del Rosario a replantear estos objetivos. Según Lowcewicz, la línea Monteconejo es de vinos jóvenes y amables, que se recomiendan sean tomados dentro de un plazo de dos años después de la cosecha. Las tareas de maduración son tercerizadas en una bodega sanjuanina, pero la producción, selección y elaboración del producto es propia. Interviene el enólogo Pablo Richardi, que viene de trabajar dos años con uno de los popes de la especialidad, el francés Michel Rolland. La batería de productos se completará a mediados de año, con la salida de los varietales Merlot, Malbec, Cabernet Sauvignon y Chardonnay y un espumante que saldrá con el sello familiar, Montecunill.
| |
|
|
|
|
|
Diario La Capital todos los derechos reservados
|
|
|