Año CXXXVI
 Nº 49.838
Rosario,
domingo  11 de
mayo de 2003
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Reflexiones
La última tentación de Carlos

Evaristo Monti

¿Cuál de ellos? Ambos. Nikos Kazantzakis escribió "La última tentación de Cristo", llevada al cine por Martin Scorsese en una película notable que el oscurantismo argentino prohibió, pero el Sumo Pontífice elogió. Sigamos la tesis del griego: Cristo en la cruz acaricia la última tentación, seguir siendo hombre, formar una familia. Era el hijo de Dios -lo es para catolicismo- pero hecho hombre y como tal enviado a este mundo. ¿Por qué ante tanta afrenta, humillación, escarnio y suplicio atroz no iría a desobedecer el mandato de su padre, servir de sacrificio a la impiedad del Sanedrín y con su muerte legitimar el poder debajo del verdadero poder, Roma? Atención con esto: el suplicio, crucifixión y muerte daban sustento al poder religioso aunque el poder real estaba en manos del delegado imperial, que se lavó las manos. ¿Repetimos la historia 20 siglos después?
Carlos Saúl Menem está como Cristo crucificado. Es víctima de todas las tropelías políticas y electorales, comenzando por el ominoso cambio de las reglas partidarias a 100 días de los comicios y varios meses después de convocadas las elecciones eliminando las internas, rearmando un mecano inédito que provocaría en cualquier país de seriedad democrática, una convulsión. ¿Quién iría a animarse luego de 40 años de primarias impuestas por los Kennedy a abolirlas en Estados Unidos? Fueron apremiados intendentes y gobernadores. Esto que Menem llama un "aparato infernal", es una maquinaria de la máxima tecnología de simulación electoral. Se les ofreció a gigantes de los medios argentinos una ley que iba a consumarse el jueves pero Diputados no se animó a consagrarla. Son esos medios los que jugaron la ruina de Menem al tupé de burlarse del hijo que crece en el vientre de su mujer, Cecilia. No tiene antecedentes la vida política argentina de una persecución sistematizada, sincronizada, oscilando entre cualquier denuncia y las punciones más hirientes, en una persistencia de años que deriva en esta situación: no se vota a favor de nadie, se vota contra Menem, dramática experiencia que llevó al poder a la Alianza y al riojano a la cárcel. Entonces ¿para qué legitimar a un gobierno aparentemente delegado concurriendo el 18 a las urnas? En el entorno de Menem eso está en discusión, su hermano Eduardo lidera la abstención y ya sabe cuánto significa el senador para Carlos. El razonamiento discurre por este sendero de lógica: Kirchner es una ficción política, el 80% de los votos que le acreditan provienen de la usina duhaldista Con un presidente que se deslegitima quedando solo, si Menem se baja, no hacen falta facultades de presciencia para entender que en un plazo breve no hará siquiera falta el helicóptero despegando desde la terraza de Balcarce 50. Este riojano que para captar voluntades desciende al programa de Mirtha Legrand cuyas agudezas periodísticas no sobrepasan la delgadez del candidato o la barba de su eventual ministro de Economía Melconian, vejado, ultrajado, lapidado, agraviado, manoseado: ¿debe resistir la tentación final? Los que le piden que se baje argumentan que en definitiva, se presente o no, Kirchner carece de sustento político para gobernar. Ello es tan evidente que Duhalde, cuya habilidad es fama, repite que el santacruceño tiene carácter fuerte, es imposible manejarlo y sorprende la vehemencia de sus determinaciones. Hasta la personalidad hay que inventarle.

El calvario del Lole
Carlos Alberto Reutemann, por su parte, chapalea su propio calvario, agobiado pero no vencido por la tragedia que sufre. Un espanto de aguas asesinas que Dante describió con fuego. Sabe que así como el desborde entró por las inconclusas murallas cercanas al Hipódromo -ya cerradas- han comenzado a filtrarle responsabilidad. Reutemann, inmóvil durante estos tiempos, rodeado de una burocracia que se paraliza porque le teme, renace con su actitud poscatástrofe. Es el líder, caudillo y abanderado de la reconstrucción. Recorre, ordena, en verdad gobierna. Contrariando la frase que Billiken adjudicó a Saavedra cuando murió Moreno, habría que decir del Lole "que hacía falta tanta agua para encender tanto fuego". Ha oído insultos por vez primera, ha visto la miseria de politiqueros pretendiendo ponerles a las cajas de comida fajas con su nombre -el de ellos, claro-, ha visto la respuesta del gobierno bonaerense rápida, eficiente y prolija, la del paupérrimo Chaco inmediata y adecuada. ¡El Chaco, que no posee nada, tiene programas de contingencia y Santa Fe, la invencible, los ha ignorado! No puede dejar de observar cómo, desde el cuartel binnerista, lo esmerilan con habituales sicarios incruentos. Advierte que si va solo lo apoyan y si va acompañado, especialmente por gente de Promoción Comunitaria, truenan repudios. Escucha a baqueanos sosteniendo que con 300 camionadas de piedra se obturaba la brecha por donde bramaron las correntadas aniquilantes y se evitaba el 80% del daño. Acaba de hacerlo. Tarde, pero con mano firme. No trepidó en poner el Ejército al mando, en un país que aún tiene oídos para receptar denuestos contra sus integrantes. Ha tenido el socorro de empresas privatizadas bombeando a razón de 100 millones de litros diarios. Mientras Kirchner se subordinaba a Lula, choluleando en Brasil como los fans de estrellas de moda, ensayando la carátula del antinorteamericanismo, Reutemann pidió a la embajada yanqui ayuda técnica y equipamiento que resolvía la cuestión en 48 horas, pero nuestro atraso impide usar la tecnología de punta. Tardaremos 10 días en desagotar. Se puso al frente luego de vivaquear en la retaguardia y estimulado por el desastre, reasume la jefatura.
Tal vez le produzca un movimiento de cabeza, propio de su lenguaje gestual, enterarse que el rector de la UNL, ingeniero Barletta, que inoportunamente salió con arrogancia académica a sajarlo por descuidado, está al borde de ser encartado por presunto descuido del patrimonio confiado a su custodia. Acaso se compare con Scioli. El Lole dijo "no seré candidato" y no lo fue. Scioli firmó detrás de Duhalde el libro protocolizado de renuncia a presentarse como candidato y está a punto de ser vicepresidente. Pensará que Duhalde, el que mandó Menem en 1990 a averiguar si Lole tenía rango para gobernar, vino a cosechar votos para su delfín, pero no podrá negar que el Negro vino bien, adusto, medido, trajo dinero, puso equipos, mandó electrógenos, comida, hospitales móviles. El panorama incluye a Hammerly como candidato y junto con él, otros tres: Cavallero -tejiendo con laboriosa persistencia alianzas y acuerdos-, Obeid y Binner. La gran incógnita es él mismo. ¿Cuál es su última tentación, sentir desgastado su cuantioso prestigio, llegar al 10 de diciembre y volver al día anterior a la visita de Duhalde enviado por Menem para tentarlo? \

En busca del Grial
Absolutamente no. El think tank de Reutemann -Carranza, Rosatti, Lepenies- avanza en dos frentes. Uno, el Ente de Reconstrucción encabezado por el gobernador con su ex ministro Juan Carlos Mercier como vice ejecutivo, con autarquía, financiamiento, capacidad decisoria, para rehacer hasta la última vivienda. Lo encara como templario en busca del Santo Grial. La otra, instalar la reforma constitucional sobre el dictamen de la comisión de jurisconsultos (Iturraspe, Ulla, Sañudo, Rosatti, Cullen) creada por decreto 1855/93 del propio Lole. Ahí está todo lo que quieren todos, desde reelección del gobernador hasta autonomía municipal. Votada la ley con dos tercios de cada Cámara, en el Senado sobra, la reforma puede estar lista a fines de agosto, se vota en octubre, Reutemann preside el Ente de Reconstrucción y gobierna la provincia otros cuatro años.
Escrutemos con la mirada del maestro actual de la sociología, el polaco Zygmun Bauman, en un reportaje publicado en Corriere della Sera, en Milán y reproducido en la Argentina: "Hoy por medio de la televisión, todos somos espectadores, todos conscientes de los sufrimientos de otros... ahora vos ves y sabés, te concierne, es la globalización de la responsabilidad". Hoy nadie puede ser ajeno.

Una misión, un compromiso
En la novela de Kazantzakis el final es conocido: "Cúmplase tu voluntad, Señor". Auguro que Menem cumplirá con su misión y compromiso. Es el único que presidió Argentina por más de diez años consecutivos. Sufrió de los dictadores los mismos oprobios que hoy le infieren aquellos que llevó al podio. A los militares que lo escarnecieron, pudieron encarcelarlos, los indultó. ¿Condenará a Duhalde y su ectoplasma Kirchner a la vergüenza de repetir la triste labilidad de Illia, no presentándose al próximo domingo? ¿Enceguecido, dejará de evaluar, al regocijarse con su venganza de retraerse el domingo venidero, el tremendo daño que causaría al país y sus 37 millones de habitantes? Para saciar el violento enojo que le provocaron y exhibe ¿someterá a la Nación, absteniéndose electoralmente, a un gobierno raquítico con su carga de más atraso, más miseria, más dolor? Menem, que ya encuesta su primera derrota electoral en medio siglo de política excitante, aun sintiendo que es consecuencia de una alambicada maniobra urdida para destilar este final, irá al sacrificio en las urnas como una muestra de dignidad por el bien del país que ama. Por su parte Reutemann consumirá sus días esté en la cima o en el llano, siguiendo como gobernador, llegando a presidente o cultivando soja, a reconstruir lo que el agua se llevó, lo adivino como un juramento irrevocable consigo mismo.
Me perdonarán si para desdramatizar -como decía Arlt, cuando se escribe con pasión se siente la angustia- me permitía frivolizar las líneas finales. Si los precedentes devaneos de cálculo político llegan a compadecerse con los hechos por venir, juro que no alegaré como declamaba el tipo que, dos años atrás, en medio de las reyertas originadas por los sobornos para sacar la ley de reforma laboral, le metió un balazo al sindicalista de los judiciales Juan Piumato. Fanfarrón, se vanagloriaba de una puntería exquisita porque la bala le atravesó el escroto a Piumato sin tocarle los testículos.



(Ilustración: Freddy)
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