El éxito del presupuesto participativo depende, aunque parezca un juego de palabras, de que realmente sea participativo. Y también de que el debate de los vecinos no termine manijeado por punteros políticos. Según afirma el secretario general de la Municipalidad, Antonio Bonfatti, la primera condición se viene cumpliendo, ya que a las 40 asambleas barriales que marcan la etapa inicial del proceso está yendo este año "el doble y hasta el triple" de gente que el año pasado. La segunda, en cambio, no aparece tan clara, a juzgar por algunas denuncias de vecinos del distrito Sur, que dicen haber soportado una "asamblea preparada". Los testimonios cuentan que los delegados al consejo participativo terminaron siendo elegidos por unas cien personas que cayeron en dos ómnibus al final sin participar de los talleres previos, que pedían sufragar rápido para poderse ir y se preguntaban todo el tiempo "¿a quién tenemos que votar?". En una palabra, concluyen, un terrible "manijazo de algún puntero con ganas de figurar".
Lo que se rumorea en el barrio de la escuela de Garay al 700 donde se hizo la asamblea es que de esa maniobra salieron elegidos "por abrumadora mayoría" tres militantes barriales del Partido Socialista. Los números son al menos sugestivos: mientras los otros nueve delegados al consejo participativo lograron entre 5 y 15 votos, ellos cosecharon nada menos que 99, 85 y 77.
Ni lento ni perezoso, un grupo de vecinos que viene participando de los debates barriales desde hace meses, que llegó puntualmente a esa asamblea y trabajó en los talleres previos a la votación decidió hacer pública su indignación en un portal de Internet. Sus palabras fueron elocuentes:
"Esta actitud, que puede ser legal pero no legítima, contradice el espíritu de la convocatoria al debate del presupuesto participativo. Constituye una vieja práctica clientelista que la sociedad trata de desterrar, quiebra el sentido de confianza entre la administración municipal y la ciudadanía, tergiversa el sentido de participación abierta y contradice los principios democráticos mínimos. Si estas prácticas se permiten desde el inicio, ¿qué quedará cuando se haga el seguimiento de las obras y de las inversiones?", se preguntaron.
El antídoto: más participación
Aun así, los vecinos denunciantes se cuidaron de rescatar el presupuesto participativo y afirmaron que el único antídoto contra la maniobra política es "más participación". Varios de ellos, incluso, dudaron de que se trate de un "modus operandi del oficialismo" y adjudicaron el "manijazo" más bien a un puntero político del Partido Socialista con cierto coto de poder en el barrio, "que a lo mejor se cortó solo por ganas de figurar".
"Me cuesta pensar que esto sea una situación generalizada a otras asambleas porque contradice el espíritu que la propia Intendencia impulsa para el presupuesto participativo", sostuvo a La Capital Osvaldo Pagnucco, uno de los vecinos firmantes en el portal.
En esa misma línea, otro de los denunciantes, Daniel Berretoni, de la Asamblea por los Derechos Sociales, rescató la actitud de la directora del Centro de Distrito Sur, Laura Alfonso, que pese a ser del oficialismo "también se vio superada" por la maniobra en la asamblea. Esa situación avalaría, para Berretoni, la hipótesis de que puede tratarse de "una interna" del socialismo.
Lo cierto es que situaciones como la que se vivió en la asamblea del sur rosarino conspiran contra el presupuesto participativo, una conquista del ciudadano común que nació de la mano de la descentralización municipal y se puso en práctica por primera vez el año pasado.
Una especialista en políticas públicas, la docente e investigadora rosarina Cristina Díaz, advierte sin embargo que estos son riesgos que no pueden aventarse. "Se juega con los jugadores que hay", admitió. Y en ese sentido, también sostuvo que "en los espacios captados tanto por los partidos políticos como por el movimiento vecinal, los vecinos independientes o de algunas ONG con base territorial pueden quedar bastante afuera".
Aun así, la politóloga afirmó que se trata de "mecanismos de participación en período de prueba" y que, "en este marco de crisis social y de asfixia presupuestaria de los municipios, abrir el juego ya es un paso adelante". Lo que vaya ocurriendo en las instancias mismas de ese juego es algo de lo que "los actores sociales tendrán que ir aprendiendo".
El propio Bonfatti descartó que las disputas políticas sean eje de debate en el presupuesto participativo, pero reconoció que "la democracia y la participación no son algo fácil", sino "un proceso complejo que se va consolidando con los años".
Eso sí, siempre que no se pudra antes por vicios que corrompen ese proceso, entre los que figura, justamente, el viejo clientelismo político.