| | La Iglesia le reclamó a la clase política argentina una profunda reforma El obispo de Resistencia, Carmelo Giaquinta, dijo que un "verdadero" ballottage demandará décadas
| El titular de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, monseñor Carmelo Giaquinta (Resistencia), aseguró ayer que "iniciar un ballottage, entendido como la acción de separar la paja de la cáscara de la vanidad y la vaciedad que ha cultivado el pueblo argentino, demandará décadas", demandó una profunda reforma política y discrepó con el presidente Eduardo Duhalde en cuanto a que la Argentina está "condenada al éxito". "Todo lo contrario. Si no cambiásemos urgente y profundamente, el pueblo argentino está condenado al fracaso. Y no por un designio de la Providencia, sino por la estupidez de sus gobernantes y de sus ciudadanos", advirtió el prelado en una reflexión sobre la segunda vuelta electoral. Por su parte, los obispos Fernando Maletti (Bariloche) y Pedro Olmedo Rivero (Humahuaca) valoraron que el pueblo se haya expresado "libremente" mediante el voto, aunque coincidieron en reclamar "una profunda reforma política, sin la cual será imposible salir de la crisis". También se pusieron de acuerdo en reclamarle a Néstor Kirchner y Carlos Menem en particular, pero a la clase política en general, que sepan "mirar hacia abajo, para leer correctamente lo que ha dicho la gente". Monseñor Giaquinta sostuvo, recurriendo a la palabra latina "palea" -que significa "la paja que se lleva el viento después de la trilla" y es el origen semántico del término ballottage-, que "una de las tareas más necesarias e impostergables de la Argentina es aventar la paja para que quede el grano de trigo". Por lo que exhortó a quienquiera que sea investido con la autoridad presidencial a que "entiende la naturaleza del ballottage que la Argentina necesita hacer durante largas décadas: separar el trigo de la cáscara de la vanidad y la vaciedad que hemos cultivado, y conduzca al pueblo por la senda del esfuerzo y del sacrificio cotidiano, de la verdad, de la justicia, de la libertad y de la solidaridad". El arzobispo chaqueño le pidió al futuro jefe del Estado que "se exprese siempre con lenguaje mesurado, que es el lenguaje de los sabios", porque si lo hace, aventuró, "el pueblo argentino podrá comer su pan con dignidad. Y muchos otros podrán venir a sentarse a nuestra mesa para compartirlo". Tras insistir en que "el peligro que todavía corre la Nación es grande", monseñor Giaquinta recomendó a los argentinos "secundar al próximo presidente, sin excluir la crítica severa, pero sin debilitar su autoridad". "¿O hay alguien que ya piensa en reiniciar el vil «ballottage» de hacer la contra por hacerla, hasta voltearlo, como ocurrió con (Fernando de la Rúa)?", preguntó de modo crítico. "La sociedad argentina no reconoció todavía el fenómeno sucedido, y no se arrepintió de su pasividad. Subrayó la debilidad de un presidente flojo, pero calló la prepotencia de grupos de poder que hicieron ese golpe", opinó.
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