| | cartas José Ingenieros, ética y moral
| En esta incipiente pérdida de valores que sufre la sociedad es oportuno recordar a José Ingenieros, a 126 años de su nacimiento. La fecundidad de su pluma en obras plasmadas con filosófica sabiduría, llena el vacío que se le presenta a la juventud ante el advenimiento de sus responsabilidades. "El hombre mediocre" o "Las fuerzas morales", por citar sólo algunos, señalan y clarifican los caminos de la etapa más conflictiva de la vida. El profundo contenido de estas obras de didáctica moral proyectaban al hombre a sentirse individualmente valioso; libre en sus propias expresiones y dueño irrebatible de sus convicciones, que lo fijaban como elemento útil a la sociedad. Debía profundizar un sincero y mesurado poder de captación de sí mismo que le permitiera inyectar fuerzas a su intelecto para sentirse partícipe de su proceso evolutivo. Despréndese de la inquietud de Ingenieros una inclaudicable tendencia a la valoración y al mérito. No debían existir impedimentos para que el hombre, como ser racional, acrisolara valores morales como recursos dignos de su constante proyección. Bregaba Ingenieros por sustraerlo de sus acuciantes inseguridades y le brindaba, en la concepción filosófica de su pensamiento, una fuente inagotable de superación. No ser mediocre no significa ser rico o poderoso, no ser mediocre es sentirse dueño de sí mismo, actuar por sí mismo y triunfar por sí mismo con ideales puestos al servicio de los hombres. Hoy, precisamente, el hombre ni siquiera piensa o medita qué es lo que quiere ser; lo atrapan la frivolidad de las intrascendencias, no repara en el fluir vertiginoso del tiempo y reniega, casi sin percibirlo, del potencial humano de que ha sido dotado; es, en suma, más por impulso de circunstancias ajenas que por la férrea voluntad propia que lo lleve a consolidar sus aspiraciones; por eso José Ingenieros incitaba al hombre a vencer sus temores; a forjarse en la capacidad de sus propias fuerzas para que, con el poder de esas fuerzas, gravitara en el concierto de los seres humanos. Pero hay cierta explicación en los fracasos, en esta actualizada ausencia de ética y moral que debió ser un legado indestructible... nos hemos olvidado de los libros; nos hemos apartado de la savia que nutre la cultura, hemos negociado el espíritu y navegamos en la corriente sin retorno de la mediocridad. La moralidad es una excelencia, lo que falta son los excelentes. Mario Torrisi
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