Cada vez son más efectivos los tratamientos preventivos, porque si bien la enfermedad es más frecuente entre familiares, lo "genético" no es una condición determinante
Según un estudio realizado en Suecia, sobre 7.000 pares de mellizos, la concordancia de asma fue de sólo 19%. Esto demuestra que para que se produzca la enfermedad además de la genética, influyen también los factores externos o ambientales y los individuales. Por esto, gran parte de la lucha contra el asma debe ser preventiva ya que muchas de las causas, así como los factores que la desencadenan -sustancias, situaciones o cualquier tipo de agresión externa-, son controlables. Y justamente sobre estas hay que centrar las medidas de prevención.
Una forma de prevención
"Una de las principales armas para prevenir el asma en los hijos es la alimentación. Existe una estrecha relación entre la baja ingesta de frutas, verduras frescas y comida natural y el aumento del asma. También es clave la alimentación durante el embarazo. Si es rica en antioxidantes, disminuye el riesgo de que nazcan asmáticos. La leche materna es fundamental por cuanto transmite inmunidad. De no ser posible la lactancia materna, lo mejor es reemplazarla por leches hipoalergénicas", dijo el doctor Ernesto Barrera Hernández, autor del libro "Todo lo que hay que saber sobre asma" y fundador de la página gratuita www.asmanet.com.ar.
Según Barrera Hernández, "es necesario ser cauteloso con el pescado, cítricos y quesos. Y en cada cambio de comida hay que estar atentos a la aparición de síntomas en la piel, digestivos o respiratorios. De producirse, se debe suspender inmediatamente el alimento".
Otro de los factores que disparan el asma son los alergenos alojados en el polvo ambiental y los ácaros. La mejor solución es limpiar con una aspiradora o un trapo húmedo; no alentar la presencia de niños en lugares con polvo o en el momento en que se realiza la limpieza. En general los alergenos se concentran en libros viejos, almohadones con plumas o colchones de lana.
En cuanto al polen de alto poder alergeno, si bien no puede ser evitado ya que viaja con el aire, se puede disminuir su carga con lavajes nasales salinos con agua tibia a la mañana y a la noche.
También conviene estar atentos al entorno familiar donde se presentan situaciones de riesgo a partir de la utilización de productos de uso doméstico que se transforman en agresores. La lista es interminable pero cabe destacar los solventes, kerosén, cera con limpiador, aerosoles, ácidos de limpieza, amoníacos, cloro en piletas cubiertas, lavandina, jabón en polvo y limpia hornos, entre otros.
Todos podemos padecer asma. Pero si tenemos claro que por sí sola la genética no es determinante sino que hacen falta también otros factores externos, sumados a causas concurrentes o facilitadoras, estamos ante una enfermedad adquirida. Este enfoque es muy alentador ya que en muchos casos la convierte en evitable.